Apenas un par de semanas después de acabar el estado de alarma en España en plena pandemia por el Coronavirus, Carlos Fitz-James y Belén Corsini se dieron el 'sí, quiero' en el Palacio de Liria siguiendo la tradición de los Alba en una ceremonia mucho menos numerosa de los que se esperaría normalmente, pero con más invitados de los que se habían visto nunca en el último año.
A media mañana del pasado sábado 23 de mayo fueron llegando hasta los jardines del Palacio numerosos invitados que tuvieron la suerte de entrar en la lista de los novios a medida que fueron decayendo las restricciones. A pesar de que por el momento todavía no ha transcendido información oficial, los medios allí presentes para la ocasión contabilizaron al menos a 200 invitados, una cifra alejada de los 700 de la boda de Fernando Fitz-James y Sofía Palazuelo, pero nada desdeñable para la situación actual. Una cifra que, pese a alta, cumplía con la normativa vigente de no superar el 50% del aforo del lugar, teniendo los jardines del Palacio un capacidad para 800 personas.
Sin duda al evento no faltaron familiares tanto del novio como de la novia, los prioritarios en una reducida lista de invitados. Entre ellos se encontraba los anteriormente mencionados, que 3 años atrás celebraban también ahí su enlace; Jacobo Fitz-James Jr., Asela Pérez y sus dos hijos; Javier Martínez e Inés Domecq; Luis Martínez de Irujo y Adriana Marín; Jacobo Fitz-James e Inka Martí; también Alfonso Martínez de Irujo; Enrique Solís Tello y Alejandra Domíguez; Brianda Fitz-James; Alejandra Corisini y Alejandro Muñoz. También sorprendió la presencia de Alfonso Diez, viudo de la Duquesa de Alba; y llamativa fue la llegada de Bárbara Mirjan en solitario ya que su pareja, Cayetano Martínez de Irujo, todavía se encuentra hospitalizado. Entre los seleccionados también estaba el Padre Ángel, gran amigo de Cayetana de Alba.
Las medidas de seguridad anti-Covid
Fue precisamente este uno de los que primero trajo información del interior del Palacio de Liria sobre cómo había sido el gran día, uno de los secretos mejor guardados del año. " Hemos guardado la distancia de seguridad y todos estaban felices ", reconocía a los medios allí presentes a su salida de la ceremonia. Y es que las medidas de seguridad marcaron un día muy especial para los Condes de Osorno. Todos los invitados sin excepción hicieron gala de sus mejores mascarillas, todas ellas engalanadas para la ocasión.
Además de esto, tal y como reconocieron a su llegada varios de los invitados, todos y cada uno de los allí presentes -por supuesto también el personal del catering- se habían sometido a una prueba PCR en los días previos para confirmar que ninguno de ellos estuviese contagiado y así evitar un posible rebrote en la ceremonia. Siguiendo con la normativa, todos ellos tuvieron que sentarse en mesas de un máximo de 6 comensales ocupado estas gran parte de los jardines.