Galería: Irene Urdangarin en imágenes
Irene Urdangarin acaba de comenzar una nueva etapa en su vida. La hija pequeña de la Infanta Cristina ha hecho las maletas para viajar hasta Camboya, donde hará voluntariado durante un tiempo. Ya es mayor de edad, quiere explorar el mundo y ahora ha querido ayudar a personas que se encuentren en una situación vulnerable, es por eso que pasará un año en dicho país, que sigue sumido en una gran pobreza entre la dictadura, las guerras y los Jemeres Rojos.
Su familia tiene muy buena relación con monseñor Enrique Figaredo, ha sido por eso por lo que ha podido viajar hasta Battambang, una región que es una de las más pobres de la zona. Ha sido ahí donde una joven Irene ha podido ser vista paseando en bicicleta con ropa ligera y cómoda, coleta y despreocupación. Y con ella ha estado Figaredo, quien la ha acompañado en sus primeros días allí, enseñándole las costumbres de los camboyanos y cómo será su labor como voluntaria de la ONG Sauce.
Su llegada a tal lugar se produjo en la segunda quincena de enero y se sabe que ella misma se pagó su billete de avión. Por otro lado, estará al menos seis meses ayudando a los más desfavorecidos mientras piensa qué hará con su futuro, con vistas a estudiar algo el siguiente curso. Ella ahora quiere crecer de otra manera, ayudando también a los demás y enfrentándose a lo desconocido.
Irene Urdangarin comparte con otra joven una casita pequeña en el Centro Arrupe, en el recinto de la Prefectura, aunque pocos datos más se conocen de esta nueva aventura en su vida. Lo que está claro es que ha querido seguir el ejemplo de su hermano mayor Juan, quien es el que la ha animado y le ha contado todo de cómo ser voluntaria, ya que él hizo lo propio.
Una nueva experiencia
Pero no solo ha seguido los pasos de su hermano, sino que también ha sido algo con lo que ha crecido. Desde pequeños fueron adentrándose en el mundo de la cooperación a través de las visitas que realizaba la Infanta Cristina para poner en marcha los proyectos de la Fundación La Caixa. Eso sí, ahora no le llega solo el testimonio de su madre, sino que ella misma ha querido vivirlo en primera persona.