Bekia: Conocemos sobre todo las luces, pero... ¿Cuáles fueron las sombras de la Reina Isabel II, una mujer que parecía siempre perfecta?
Ana Polo: La principal sombra es que era una mujer absolutamente implacable cuando tenía que serlo porque realmente la gente que la conocía decía que no le temblaba el pulso cuando tenía que tomar una decisión absolutamente drástica para defender la Corona y para la manutención de la Corona. No dudaba ni un segundo. Una cosa que se ha visto en la quinta temporada de 'The Crown' es la historia de Mark Bolland, este asesor que contrata Camilla para que reflote su imagen y también la de Carlos. La relación entre Mark Bolland y la Casa Real Británica llegó a ser muy mala porque llegó un momento en el que Bolland acabó poniendo en el candelero al resto de la Familia Real Británica para que Carlos y Camilla quedasen bien. Utilizó técnicas un poco maquiavélicas y la Reina Isabel acabó absolutamente harta y se rumorea que ordenó que saliese de Palacio. Intentó ser muy tajante. Luego las relaciones que tuvo con sus nueras. Llegó un momento en el que también fue increíblemente tajante y sobre todo en los últimos años se sabe que no tenía especial paciencia para nada que pudiera poner en riesgo el trono. Era una mujer que tomaba decisiones muy rápidas cuando las tuvo que tomar. Luego hay detalles menores como que era una mujer a la que no le gustaba el lujo, vivía de manera bastante austera aunque residía en un palacio y tenía una de las mayores fortunas del mundo. Pero era una mujer de gustos sencillos excepto para los caballos, que era las únicas ocasiones en las que anteponía sus gustos personales al resto. Los detractores, que también los tuvo, decían que era una mujer muy fría cuando quería. Algunos de los Primeros Ministros que han dicho algún detalle de sus reuniones con ella contaron que cuando se enfadaba se quedaba callada y tenía unos ojos gélidos que decían que daba incluso miedo. Harold Macmillan, Primer Ministro de Reino Unido entre 1957 y 1963 dijo que una vez le ocurrió y que fue horroroso, que lo pasó fatal. El Príncipe Guillermo, su nieto, también explicó alguna vez que cuando te caía una bronca, eran broncas descomunales. Es decir, que esa imagen que tenía de británica perfecta que nunca perdía los nervios, de persona entrañable, tampoco era siempre así. Tenía un carácter importante.
A.P: Era muy tacaña. No utilizaban ni estufas en Buckingham, que les ponían unas estufas pequeñas y ella decía que el que tuviera frío que se pusiera una manta. Era una mujer muy consciente de que los palacios eran caros y en el día a día era muy tacaña. En cambio derrochaba dinero con otras cosas porque organizaba unas fiestas de cumpleaños a su madre y a su hermana descomunales con champán y centenares de invitados. Tenía estas dos dimensiones, pero sí se notaba que era muy aristócrata británica porque era del puño cerrado. Hay una anécdota con esto con respecto a los regalos. ¿Qué regalas a la Reina en Navidad si lo tiene todo? Lo que más le gustaban eran las mayores tonterías. La Familia Real Británica se regalan cosas que han encontrado en algún mercadillo, algunos calcetines mal puestos o un jabón que apareció por ahí. Decían que uno de los regalos que más ilusión le había hecho era una especie de gorro para el baño que le había regalado el Príncipe Harry y que ponía algo como 'Qué puta es la vida'. Diana, por muy hija de un conde que fuera, no se había educado así, y la primera Navidad que pasó con su familia política le regaló cosas de cashmere y jabones como de lujo y todo el mundo le miró con cara de '¿qué estás haciendo?'.
B: ¿Cuál fue el mayor acierto de la Reina Isabel II?
A.P: Fue demostrar que la Monarquía podía tener un rol en el siglo XXI. Ella subió al trono con 25 años tras la muerte de su padre y ella heredó una Monarquía muy tradicional y hasta cierto punto bastante rancia en su forma de trabajar. Ella al principio era una mujer muy conservadora, su inclinación al principio fue mantener esas costumbres tan tradicionales. De hecho en la coronación al principio ella no quería las cámaras de televisión. Le horrorizaba y decía que era un momento privado y sagrado para ella y no quería televisión y le tuvieron que convencer. Pero décadas después acabó poniendo el manual de lo que tiene que ser la Monarquía en el siglo XXI. Ella entiende que las Monarquías del siglo XXI son fenómenos mediáticos globales y que lo que tienen que hacer es dar un poco de espectáculo en el sentido positivo del término, como el vídeo con el Osito Paddington o esas cosas. Hacen branding, una marca de país. Cuando era institucional lo supo hacer sin ser casposa y cuando tuvo que ser informal no cayó en la vulgaridad, que esto es muy difícil de hacer. Hay veces que algunos que se quieren hacer los simpáticos hacen el rídiculo. La línea es muy fina, pero ella supo ser informal sin ser vulgar. Acercó la Monarquía al siglo XXI y al final era una mujer de 96 años que hacía una comunicación infinitamente más moderna que la que te hacen Felipe y Letizia. El gran acierto fue que la esencia de la Monarquía quedara intacta pero todo lo demás cambiase y demostrarse que la Monarquía en el siglo XXI puede tener un lugar.
B: ¿Qué debería aprender la Familia Real Española de la Familia Real Británica?
A.P: Aprender a hacer comunicación moderna. La comunicación de Casa Real es muy casposa, muy anticuada. Nadie espera que salgan bailando en TikTok no haciendo el tonto, pero es esa línea entre ser informal y ser vulgar. Las Monarquías no pueden ser vulgares, obviamente tienen que ser muy institucionales, pero hay una diferencia entre ser institucional y ser casposo. La española es una Monarquía muy remota y a pesar de que Felipe y Letizia tienen buenos atributos, no acaban de conectar con la gente. Se les ve muy remotos y no hay una relevancia de la Monarquía. Para empezar deberían cambiar todo el tema de la comunicación y hacerla muchísimo más dinámica y más moderna, salir más de palacio y acabar con el hermetismo informativo de no decir nunca nada. Eso no les va bien. Por ejemplo de la Reina Isabel sabemos cómo era un día en su vida o cuántos centímetros le llenaban de agua la bañera (18 cm) y cómo le gustaba el agua (a 20 grados). Fue una mujer que supo explicar su vida y cuando te explican tantos detalles tienes la sensación de que hay transparencia. Felipe y Letizia han hecho una política de hermetismo comunicativo con el que parecen que estén ocultando algo cuando seguramente ellos dos tampoco tienen nada que ocultar. Se están equivocando mucho en cómo lo están enfocando.
B: ¿Y al revés? ¿Qué puede aprender la Casa Real Británica de la Española?
A.P: Se gastan menos dinero, son más austeros, porque la Monarquía británica... El problema que tiene la Familia Real Británica es que sale carísima. Es verdad que Kate Middleton aparece y esa imagen sale en todo el mundo, pero si le preguntas a los británicos te dirán que no hace falta tanto y que esperan que la Monarquía no cueste tanto dinero. En eso la Monarquía española ha sido más inteligente.
B: Volviendo a Isabel II... ¿Con qué miembro de su familia se llevaba realmente bien y con quién se llevaba mal?
A.P: Se llevaba muy bien con su hija Ana. El hijo favorito siempre fue Andrés hasta los últimos años que ya acabó mal después de tanto escándalo. La que estuvo ahí hasta el final y con la que siempre se llevó bien fue con su hija, la Princesa Ana. Siempre decía que de todos sus hijos, la que más preparada mentalmente para ser reina era Ana. Había heredado el carácter del padre y había sacado la estabilidad de la madre. Dio escándalos hasta cierto punto, como cuando se divorció, pero ha sido una mujer muy trabajadora y discreta y siempre ha asumido muy bien el papel de la realeza sin tantos problemas. Carlos en cambio tuvo una relación muy complicada con su madre desde el principio. Nunca se entendieron y había mucha distancia entre ellos. En cuanto a con quién se llevaba mal, acabó haciéndolo con Diana. Parece que se llevaran estupendamente bien y después de la boda con Carlos, la Reina descubre que Diana no es la persona que ella cree que iba a ser. Se había hecho pasar por una chica de campo a la que le gustaban los caballos y los perros y estar en Escocia y resulta que ni le gustaba Escocia, ni los caballos, ni los perros, ni nada. Hubo mucha rivalidad entre ellas. Diana de Gales tenía un carisma descomunal, algo en lo que Isabel II no destacaba especialmente. Era una señora a la que la moda nunca le gustó... y Diana la eclipsó como hizo con toda la Familia Real Británica y hubo un momento de muchas tensiones. La Reina estaba estupefacta con todas las filtraciones a la prensa que se hicieron. Acabó horrorizada con el documental de Carlos y las entrevistas de Carlos y de Diana.
B: Con respecto a lo que dices de la Princesa Ana, era la hija más alejada del trono y aun así la más regia de todos ellos. Quizás por no haber rivalidad. Pero no has mencionado al Príncipe Eduardo, al que todo el mundo olvida...
A.P: Eduardo, pobrecillo, y eso que es el que menos escándalos da. En los últimos años la Reina y su hijo Eduardo se unieron bastante también porque Sophie Rhys-Jones se fue ganando mucho la confianza de la Reina y aparte siempre valoró que los Condes de Wessex estuvieran juntos porque fue el único matrimonio de sus hijos que funcionó. Vivían cerca de Windsor y se sabe que la Reina estuvo muy implicada con los nietos. Pero el Príncipe Eduardo no tiene nada de carisma. Intentó cuando era más joven ser productor de televisión, fue un auténtico desastre... Sophie intentó sacar adelante una empresa de relaciones públicas, lo que acabó con controversias porque la pillaron intentado cobrar por tener acceso a la Familia Real Británica y cosas de este tipo. Pasaron una época bastante mala, pero en los últimos años Isabel II confiaba mucho en ellos y de sus nueras, Sophie Rhys-Jones fue la única con la que se llevó bien. Con Sarah Ferguson se llevó bien al principio porque la consideraba muy simpática, pero Sarah Ferguson era una bala perdida, una señora excesivamente estrafalaria, no era la más adecuada para ese mundo.
B: Sarah Ferguson ha presumido de la buena relación que tenía con la Reina y lo bien que le trató...
A.P: Al principio se llevaban muy bien. La Reina estaba encantada porque además el Príncipe Andrés venía de encadenar relaciones con mujeres que no eran muy adecuadas, entre ellas Koo Stark, que había participado en una película erótica, y la prensa le había apodado Randy Andy, le habían pillado dando escándalos y cuando aparece Sarah Ferguson a la Reina le pareció bien. Además el padre de Sarah Ferguson era el entrenador de polo del Duque de Edimburgo y de Carlos y le gustaban los caballos, y si te gustaban los caballos con Isabel tenías un montón de temas de conversación. Le encantaba ir a Balmoral e iban juntas a caballo, y cuando estaban en Londres Isabel llamaba a Sarah para comer juntas, cosa que no hacía con Diana. La Reina decía que le parecía una chica muy simpática y agradable, siempre haciendo bromas, y le gustaba ese tipo de gente. Lo que pasa es que le fotografiaron mientras un señor le chupaba los dedos de los pies... el escándalo fue horrible y rompió relación con ella. Lo que sí hizo Isabel II fue implicarse mucho con sus nietas, las Princesas Beatriz y Eugenia, como abuela fue bastante buena.
B: ¿Cuál ha sido el peor escándalo del reinado de Isabel II?
A.P: Aparte del Annus Horribilis de 1992 con el tampax-gate y todo lo que no sale en 'The Crown', porque a Diana también la pillaron en una conversación muy subida de tono con un presunto amante... estuvieron a punto de cargarse la Monarquía, la gente estaba muy harta. Pero lo peor fue después de la muerte de Lady Di cuando el pueblo le exige estar con ellos y ella se quedó en Balmoral porque sus nietos acababan de perder a su madre. Cuando a ella le dicen que Diana de Gales ha muerto lo primero que pide es que se quiten todas las televisiones de Balmoral porque decía que no quería que sus nietos viesen nada. Solo quedó una televisión en la habitación de la Reina. Balmoral está en medio de la nada en Escocia y pierdes la noción de la realidad allí y entre que era un sitio en el que estaba muy a gusto y tenía que estar con los nietos, perdió el contacto con el pueblo hasta que le llamó Tony Blair para decirle que ya podía volver a Londres corriendo porque estaban a punto de pedir su cabeza. Para mí hay una cosa muy simbólica cuando se dirige a la nación tras la muerte de Diana y sale con cara de rabia, como que le habían obligado a hacerlo. No sale con cara triste, sale con cara de mala leche. Pero sí que es verdad que después de la muerte de Diana empiezan los grandes cambios en Buckingham Palace. Ella entiende lo que había representado Diana, esa forma de trabajar más próxima con la gente, era el futuro, y que lo tenía que hacer ella también. Realizaron cambios brutales en el equipo de comunicación, llamaron a gente más joven, más profesional y que venía del sector privado y empezó una campaña para ser empática. Empezaron a llevarla a todos los pisos de protección oficial de Londres para que tomase el té con señoras de la tercera edad, se le vio tomando el té en el comedor de una casa humilde. La llevaron incluso a un McDonald's, aunque dijo que no pensaba volver ahí, pero se dio cuenta de que su estilo de comunicación tan casposo y tan frío no era lo que representaba el país y empezó a hacer cambios. Evolucionó tanto que dio un recital de comunicación en los últimos años, empezando por aquel vídeo con James Bond donde se lanzó en paracaídas, que yo no me imagino a Felipe VI haciendo una cosa así, pero a ella le quedó bien.
B: Si bien la Reina no podía interferir en la labor del Gobierno, existía el Royal Assent, el Consentimiento Real, algo que Isabel II utilizó durante su reinado. ¿Por qué Reino Unido mantiene esos anacronismos?
A.P: En Reino Unido se mantienen cosas muy anacrónicas porque la propia Cámara de los Lores no es democrática. Tienes un derecho a veto por haber nacido en una familia determinada. Es muy curioso que un país que siempre ha hecho gala de democracia y que durante muchos años han sido mucho más avanzados en cuestiones democráticas que otros muchos países, en cambio mantengan unas cosas tan anacrónicas. La Monarquía tenía derecho de veto en algunas leyes como en temas de financiación de la Corona. Es verdad que la Reina no podía hablar de política, pero alguna vez sí que dejó caer alguna cosa como por ejemplo cuando se opuso a las políticas tan drásticas de Margaret Thatcher. Su relación con Thatcher fue compleja. Al principio la Reina la admiraba. Inglaterra estaba destrozada... Yo tengo la sensación de que al Reino Unido siempre lo vemos como un país estupendo, pero ha pasado por momentos económicos muy duros y en el momento en el que Margaret Thatcher sube al poder la economía estaba tan mal que la tuvo que rescatar el Fondo Monetario Internacional. Ella al principio admiró mucho a Thatcher de que tuviera las agallas de hacerse cargo del país en un momento tan duro y le gustaba su nacionalismo y que tuviese esa fortaleza y luego acabaron siendo bastante rivales. A Margaret Thatcher se le acabó subiendo la tontería a la cabeza. Siempre decía la Reina que hacía unas reverencias que bajaba tanto que parecía que iba a bajar a Australia. Tuvieron una relación complicada y ella, por ejemplo, se acabó filtrando a la prensa que la Reina no estaba de acuerdo con algunas medidas que tomó la dama de hierro, como el trato a la clase obrera. La Reina decía que era demasiado divisiva y que que iba a generar un problema en el país. Se sabe eso y que apoyó decididamente a Nelson Mandela, que a mí me ha dado pena que no se reflejase en 'The Crown', porque en la quinta temporada parece una abuelita que no se enteraba de nada cuando en realidad ella hizo un trabajo diplomático en aquellos años muy importante. Además fue cuando cayó la URSS y cambió todo el sistema internacional . Y luego ella se implicó bastante en la liberación de Nelson Mandela, que hizo un trabajo diplomático que no estuvo mal.
B: En el libro destacas que Isabel II no era especialmente proeuropea...
A.P: No, no era especialmente proeuropea. De hecho a ella lo que le gustaba era la Commonwealth y hasta el último momento su gran preocupación que la Commonwealth siguiese adelante, que es la gran preocupación que tiene Buckingham Palace. La Corona aguantará sin Isabel II en Reino Unido, es impensable que ese país sea una república, pero otra cosa que Australia, Nueva Zelanda, Canadá y otros tantos países sigan siendo una Monarquía. Dicen que incluso se adelantó la coronación de Carlos III para no dar tiempo a los movimientos republicanos a organizar un referéndum. Lo que se dice también es que en aquel famoso comunicado cuando la Reina Isabel cumplió 70 años en el trono expresó su deseo de que Camilla fuera Reina Consorte, eso también viene relacionado con la Commonwealth, porque cuando eres la mujer del Rey, ser Reina es automático, no es como al revés, y para quitarle el título se hubiera necesitado una ley especial de todos los parlamentos de los países que tienen al Monarca de Reino Unido como su Jefe de Estado. Era un melón que nadie quería abrir para no empezar estos temas con la excusa de Camilla... Volviendo a Isabel II, ella no era proeuropea, era muy inglesa, aunque le encantaba Escocia, eso sí. Pero era muy inglesa de comportamiento y de mentalidad y nació en tiempos del Imperio Británico, y siempre le inculcaron esta idea del imperio y esto es lo que a ella le gustaba. Hay una frase que decía que no entendía la Unión Europea. Sobre si estuvo a favor o no del Brexit hay medios de comunicación que dijeron que sí, que estaba a favor del Brexit, otros que no tanto, pero este secreto se lo llevó a la tumba.
B: ¿Qué te parece 'The Crown' en general y qué mentira o inexactitud te parece más escandalosa?
A.P: Me parece fabulosa como serie de televisión. Los actores en general son maravillosos, los guiones, la puesta en escena, la reconstrucción es preciosa. Como vida de ella, el 50 por ciento en falso. Lo dijo el propio Peter Morgan, que se había inventado la mitad porque al final era una serie de televisión. Que se sepa la Reina vio mínimo las dos primeras temporadas, que para mí son las mejores porque creo que al principio sí que era esta mezcla entre ingenuidad, pero fuerza que no se acaba de poner, pero una mujer que sabe imponerse cuando toca. Claire Foy lo hace muy bien. Las otras son magníficas actrices, pero no han sabido darle el toque de lo que era la Reina Isabel. Hay una anécdota cuando se estrenó 'The Queen', con Helen Mirren, que para mí es la mejor película que se ha hecho de la Reina, incluso superior a 'The Crown', siempre decía que le parecía de muy mal gusto que le hicieron una película cuando todavía estaba viva y pidió a todo el mundo a su alrededor que no la viesen. Pero nadie le hizo caso porque era una película tan famosa y todo el mundo hablaba de ella y al final la acabó viendo. Con 'The Crown' le pasó lo mismo y no quería que nadie la viese hasta que Eduardo y Sophie le dijeron que se fuera un sábado a cenar con ellos y le pusieron la serie. Después de verla dijeron que podía haber sido peor. Cometieron muchos errores, pero lo que le molestó fue que en la segunda temporada Felipe quedara como un maltratador de Carlos, que no le acababa de gustar esa imagen tan de bullying con su hijo. La quinta temporada no está mal porque refleja bastante bien lo que fue Diana. A mí me gustó, pero creo que han puesto al entonces Príncipe Carlos demasiado guapo, con un atractivo que nunca ha tenido y ese carisma, ya le hubiese gustado. De todos modos 'The Crown' ha hecho mucho por salvar a la Monarquía porque nos ha dado la sensación de que ahora la conocíamos, que realmente hemos podido conocerla y ha sido la presentación de la Reina a unas generaciones que no tenían ni idea de quién era esta señora ni lo que significó su coronación ni nada, y ha conseguido conectar con una capa de la sociedad que no tiene por qué estar interesada en la Monarquía. Ha ayudado a dar una dimensión global a la Monarquía, que la tenía pero gracias a 'The Crown' más, y es un ejercicio de marketing que ya me gustaría que hiciera una cosa parecida en España. Que se animen a hacer 'The Crown' a la española, pero bien hecha.
B: ¿Por qué Isabel II no fue una madre afectuosa cuando sus padres si lo fueron con ella?
A.P: La Reina Isabel tuvo una infancia idílica. Sus padres estaban volcadísimos con ella, tuvo unas nannies a las que adoraba, estaba con su hermana, con sus abuelos... El abuelo, Jorge V, que había maltratado a sus hijos, pero con sus nietas fue estupendo. En la adolescencia le tocó la guerra, pero su infancia fue idílica. Lo que pasa es que ella era como el padre, era enfermizamente tímida y no era maternal. Hay mujeres que no tienen instinto maternal, y a ella no le salió. Y para la gente de su entorno lo habitual era ver a los niños una hora después del té, o sea que tampoco era tan raro que no les viese más. Sin embargo con los perros era otra cosa y estaba siempre pendiente de ellos.
B: ¿Carlos es héroe o villano?
A.P: Tiene de todo, es un hombre muy complejo. Hay momentos en los que estaba escribiendo el libro en los que decía 'pobrecito', y otros en los que pensaba 'no hagas esto'. Me pasó lo mismo con Camilla. Tenía una buena imagen de Camilla y cuando acabé de escribir el libro mi imagen había cambiado bastante. La vi más maquiavélica de lo que me esperaba y se me cayó un poco el mito porque era bastante pro-Camilla y anti-Diana y ahora soy más ecuánime con las dos. Yo lo que no me creo es la narrativa de que Camila fue la única mujer de su vida y siempre estuvo enamorado de ella. Además en el libro lo demuestro, que él ha tenido muchas más mujeres en su vida. Yo creo que Carlos tuvo el problema de que nació en Buckingham rodeado de sirvientes y así no puedes tener una infancia normal. Isabel tuvo la suerte de no nacer para ser reina, con lo cual pudo tener una infancia normal porque nadie se preocupó por decirle que iba a ser reina. Fue heredera a los 10 años, así que hasta entonces tuvo una infancia muy bonita. Carlos no, nació rodeado de criados con todo el mundo llamándolo Alteza. Tuvo una infancia muy complicada. La niñera de Carlos siempre decía que era un niño muy tímido, que ya era muy nervioso cuando era pequeño y que cuando se enrabietaba se ponía en una esquina y no había manera de sacarlo de ahí. Dicen que es una persona muy obtusa, pero que luego por ejemplo es una persona extremadamente educada, que incluso cuando era pequeño hablaba a los corgis como se hablaba a un diplomático. Era una persona de unos modales exquisitos. Es un tipo que siempre ha intentado ayudar a mucha gente, tiene la Fundación The Prince's Trust, que realmente ha hecho cosas impresionantes, ha ayudado a mucha gente de barrios populares. Lo empezó con su sueldo de la Marina porque la madre tampoco se preocupó nunca de decirle lo que tenía que hacer como heredero. Esa es la parte, luego por otro lado es un pijo remilgado impresionante al que le encanta el lujo, jugar al polo, y salir a navegar en yates. Es un personaje muy contradictorio. La propia Diana también decía que tenía cosas extraordinariamente buenas pero que también tenía un carácter malísimo. Creo que Camilla es una persona que lo sabe llevar, que lo sabe gestionar bien, que cuando se hunde es la persona que sabe apoyarlo, tratarlo y que sabe llevarlo, cosa que Diana no supo hacer. Y tampoco Carlos supo hacerlo con Diana. Se encontraron dos personalidades muy dañadas y que no supieron entenderse y no supieran darse lo que el otro necesitaba. Hizo mucho daño a Diana, pero Diana también le hizo daño a él. Fue una relación muy tóxica en la que al final los dos quisieron destruirse y acabaron muy mal.
B: No se puede olvidar que fue un matrimonio de conveniencia y que la propia Isabel II y el Duque de Edimburgo tuvieron responsabilidad en la formación de esa pareja...
A.P: Lo gestionaron muy mal. Diana tenía 19 años y quiso creerse que iba a vivir un cuento de hadas. Era una niña que no tenía formación ni mundo todavía que se ve siendo Princesa de Gales. A Carlos le presionaron demasiado, le tenían que haber dejado más mano libre para tomar la decisión que él considerase más adecuada. Y hay que tener en cuenta que por lo que explicaron algunas novias que tuvo por aquel momento, la Familia Real te dejaba completamente tirada. Cuando te perseguían los periodistas te trataban como si fuese culpa tuya, que Buckingham Palace no te ayudaba lo más mínimo y las dejaban solas. Muchas de ellas lo pasaron muy mal. No debe ser fácil que de la noche a la mañana te empiezan a perseguir y a cualquier sitio donde vayas haya 400 fotógrafos del mundo preguntando por tu vida. No debe ser agradable. Y luego la hipocresía de que las mujeres no podían haber tenido pasado y alguna que tuvo algún novio, vértelo en portada de un diario tampoco debe ser muy agradable. Esto le pasó a Harry con Chelsy Davy, que llegó un momento que dijo que quería tener una vida normal. Y luego yo siempre he pensado que el trabajo real es un trabajo muy aburrido. Nosotros queremos ver aquí las tiaras y los trajes, pero yo creo que en el día a día debe ser aburridísimo ser de la realeza.
B: ¿Qué fue Lady Penny Brabourne para el Duque de Edimburgo?
A.P: Personalmente creo que sí, pero no tengo pruebas. La Reina y Felipe tuvieron una relación bastante bonita, pero fueron muchos años de matrimonio y eran personas muy distintas. Eran caracteres completamente opuestos y hay una cosa que siempre nos olvidamos, que Felipe era un tipo muy inteligente y un tipo que tenía una vida cultural y una vida intelectual muy profunda y que le gustaba debatir sobre Dios y la filosofía y escribió libros y era un hombre como muy activo. Y a la Reina le gustaba estar con los perros. Como pareja fueron perfectos porque él siempre fue muy leal a ella en el sentido institucional de la palabra, pero llegó un momento en el que se encontraron que te unen los hijos y te une el trabajo, pero ya está. Él encontró a una persona de la que dicen que era una persona muy inteligente, aparte de guapísima, y se llevaban bien. Para mí fue muy significativo que la única persona fuera de la familia que estuvo en el funeral del Príncipe Felipe fuera ella. No creo que amante sea la palabra. Fue una compañera, guardiana de los secretos, llámalo como quieras.
B: ¿Podemos calificar lo de Isabel y Felipe como una gran historia de amor?
A.P: Al principio sí, fue preciosa. Ella le conoció con 13 años en una visita a Darmouth y como contó su institutriz, ya no miró a otro. Estuvo muy enamorada de él. Felipe de Edimburgo de joven era guapísimo, muy alto, espectacular, fue héroe de guerra... Y ella se tuvo que enfrentar a todo Buckingham para poder casarse. Todo el mundo estaba en contra, y en sentido fue algo muy peliculero. Y aunque él no era perfecto, le ayudó mucho. Los temas de la modernización de la Monarquía los impulsó él. Creo que fue un perfecto consorte y decían que en los últimos años eran como muy amigos, que era muy bonito y entrañable verlos juntos, que había una compenetración entre ellos muy fuerte. Y cuando has estado casada más de 70 años con alguien y has pasado por tantas cosas, hay una unión muy fuerte, y quedaba un cariño. Para mí hay una imagen muy bonita que contó Angela Kelly, una de las personas más cercanas a Isabel II, en un libro en el que explicó que cuando volvieron del funeral del Duque de Edimburgo, se quitó el sombrero y pidió estar a solas encerrada en su habitación. Y para una persona a la que le costaba tanto llorar y tanto expresar sus sentimientos, que en eso era muy inglesa, ese momento tierno en el que quería estar sola pensando en el hombre de su vida. Fue una despedida muy bonita.
B: Fue morirse el Duque de Edimburgo y comenzar el declive de la Reina Isabel
A.P: Estos matrimonios que han estado tan unidos y llegan a tanta edad, cuando les falla uno, les falla el mundo y el otro ya empieza a decaer
B: En el funeral daba pena verla sola, pero todavía se le veía bien, pero poco después empezó a decaer
A.P: En Buckingham Palace decían que la muerte del Duque de Edimburgo era el principio del fin porque a partir de ese momento Carlos sería rey de facto porque había esa concepción de que cuando muriese el Duque de Edimburgo la Reina Isabel se iría retirando, que fue lo que pasó. Lo que pasa es que yo imaginaba que llegaría a los 101 años como su madre, pero fue bastante rápido.