Un príncipe cuestionado y en busca de esposa
Su infancia estuvo marcada por las mutuas infidelidades de sus padres, los futuros Reyes Alberto y Paola, así como por el desapego de estos hacia sus tres hijos. Una situación que motivó que los tan bondadosos Balduino y Fabiola se volcasen en este joven al que vieron como su futuro heredero. De hecho, tanto se volcaron en su educación que todos daban por hecho que él sería el Heredero al Trono por delante de su padre.
Una candidata ideal y un romance secreto
El hecho de que el Príncipe Felipe continuase soltero en el momento de la muerte de su tío fue sin duda el factor que más jugó en su contra a la hora de sucederle. Más incluso que la falta de preparación que las altas autoridades alegaron por aquel entonces. Y es que pocos príncipes belgas podían presumir como él de haber llegado a lo más alto del escalafón militar, tener estudios universitarios en Inglaterra y Estados Unidos o dominar idiomas tan diferentes entre sí como el francés, el neerlandés, el alemán y el inglés.
Por lo tanto, la soltería era la cuestión más apremiante a resolver si algún día quería llegar a ser Rey de los Belgas. Se desconoce cómo, cuándo y dónde se desarrolló esa solución, pero el 13 de septiembre de 1999 el mundo recibió de manera totalmente inesperada el anuncio oficial del compromiso matrimonial entre el Príncipe Felipe y la aristócrata belga Matilde d'Udekem d'Acoz. Los interrogantes eran muchos y la prensa oficial se encargó rápidamente de resolverlos.
Se trataba de una joven 13 años menor que el Príncipe, procedente de una buena familia de la baja aristocracia belga y que había estudiado Psicología y Logopedia. Se conocieron en 1996 en una fiesta en el Castillo de Beloeil y a partir de entonces iniciaron un romance que se mantuvo en el más estricto secreto. Pero, ¿por qué tanto secretismo? Los propios protagonistas contestarían pasados los años que querían evitar a toda costa la presión mediática, pero teniendo en cuenta el cargo público que estaban llamados a desempeñar (con el grado de exposición mediática que ello implica) esta explicación resulta cuanto menos curiosa.
Sea como fuere, la boda se celebró a los tres meses del anuncio de su compromiso. Fue el 4 de diciembre de 1999 en la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas ante cientos de invitados, entre los que se encontraban la Reina Sofía y el por entonces Príncipe Felipe en representación de la Familia Real Española. Tras el 'sí, quiero' se resolvieron inmediatamente tantos años de cuestionamientos y rumores en torno a la figura del Príncipe Heredero, ahora preparado ya para reinar.
El largo camino hacia el trono
Tras encontrar a una mujer digna de convertirse en consorte, el siguiente requisito que el Príncipe Felipe debía asumir era proporcionar descendencia a la Dinastía de los Sajonia-Coburgo-Gotha. Una tarea que no se hizo esperar demasiado tiempo, puesto que solo un año después de la boda nació la primogénita de la pareja: la Princesa Isabel. Durante los años siguientes la familia iría aumentando progresivamente con el nacimiento de los príncipes Gabriel (2003), Manuel (2005) y Leonor (2008). Por lo tanto, la sucesión estaba más que asegurada.
Lo cierto es que hasta entonces un cierto aura de aburrimiento y monotonía se había apoderado de la Corte Belga, pero gracias al rejuvenecimiento de su Familia Real y el cada vez mayor más peso de esta nueva generación, poco a poco la institución fue acercándose más al pueblo. Algo en lo que el papel de los Príncipes Felipe y Matilde fue fundamental, puesto que ambos cumplían gran cantidad de compromisos públicos de muy diversa índole, tanto en el territorio nacional como en el extranjero.
Su popularidad fue creciendo año tras año (en paralelo descrédito de otros miembros de la Familia Real como el Príncipe Laurent o el propio Rey Alberto II), pero eso no evitó que los Príncipes Herederos fuesen víctimas de una serie de rumores que llevaban tiempo circulando acerca de la sexualidad del Príncipe Felipe y que se materializaron en forma de libro en 2012.
El periodista Fréderic Debourse desveló a través de las páginas de 'Question royale' cómo la Familia Real Belga habría supuestamente orquestado el matrimonio de Felipe y Matilde con el objetivo de poner fin a la relación "muy intensa" que el Príncipe mantenía desde hacía años con el Conde Thomas de Marchant. Es más, el autor pone en boca del Rey Alberto la siguiente amenaza hacia su hijo: "O te casas o nunca serás Rey".
Afirmaciones como estas y otras mucho más comprometidas (como que los cuatro hijos del matrimonio fueron concebidos por inseminación artificial) causaron un gran revuelo entre la sociedad belga y no hicieron más que sumarse a la oleada de escándalos casi permanentes en la que se sumió la Familia Real Belga en esos años. El reinado de Alberto II parecía condenado a llegar a su fin y en 2013 se produjo el hecho definitivo que cerraría su etapa: la demanda de paternidad por parte de Delphine Böel, presunta hija ilegítima nacida de la relación del Monarca con una aristócrata en los años 60.
La opción de la abdicación comenzó entonces a sobrevolar el Palacio Real de Bruselas y solo fue cuestión de meses que finalmente se materializase. El 21 de julio de 2013, coincidiendo con el Día Nacional de Bélgica, el Rey Alberto II firmó su abdicación y traspasó sus poderes a quien estaba llamado a reinar desde su nacimiento: el Príncipe Felipe. El sobrino más querido del Rey Balduino se hacía al fin con el trono y daba inicio así a una nueva etapa en la Monarquía Belga.
Los salvadores de la Monarquía
Durante los primeros años del reinado de Felipe de Bélgica, la Monarquía recuperó la popularidad perdida y la confianza en el nuevo soberano pasó de un 51% antes de la abdicación a un 69% tras ser coronado. Un repunte que constata la periodista Brigitte Balfoort (experta en la Casa Real Belga) al señalar que "los ciudadanos pensaban que el Rey Felipe lo iba a hacer mucho peor de lo que lo está haciendo y mucho se lo debe a Matilde".
La mayoría de analistas coinciden, de hecho, en que el papel de la consorte ha sido clave en este proceso: "El Rey puede contar con un atributo muy importante a su lado, la Reina Matilde, que se ha convertido en una de sus principales consejeras". Su involucración en numerosas causas sociales, su papel como madre de familia numerosa (recoge ella misma a sus hijos en el colegio todas las tardes, les ayuda con los deberes y les acuesta) y su imagen de mujer del siglo XXI han hecho de ella uno de los activos más importantes de la actual Familia Real Belga.
No obstante, hay quien ve en ella demasiado afán de protagonismo y no deja de resultar sorprendente que de media cumpla más compromisos semanales que su marido. El periodista Thierry Debels dio su opinión al respecto en 2014 con estas palabras: "Oficialmente ella no tiene ningún poder, pero detrás de todo, Matilde es la auténtica jefa. Ella sabe lo que quiere, cómo lo quiere y a través de sus gestos quiere afirmar su poder. Es como un puño de hierro en un guante de terciopelo".
Sea como fuere, los Reyes Felipe y Matilde de Bélgica representan a día de hoy una imagen completamente renovada de la institución que encabezan y nadie puede poner en cuestión la importante labor que ambos han llevado a cabo para modernizar y acercar más al pueblo a una Familia Real que hace un par de años solo acaparaba titulares por los escándalos de sus miembros. Solo la Historia podrá juzgarles pasado el tiempo, pero al menos por el momento, el matrimonio real ha superado con creces las expectativas.