La agenda de los Reyes de Holanda ha pasado del luto al festejo, y es que después de haber formado parte del funeral de Estado de la Reina Isabel II, han regresado a su país para vestirse de gala y presidir el Prinsjesdag, es decir, la ceremonia de apertura del año parlamentario, que se celebra desde el siglo XVIII el tercer martes de cada mes de septiembre.
Y esta ocasión ha sido muy especial porque en esta ceremonia ha debutado su hija mayor, la Princesa Amalia de Holanda, quien a sus 18 años ya asume papeles de mayor protagonismo y responsabilidad, cumpliendo con su agenda oficial. Para esta ocasión la heredera ha llegado en carroza junto a sus padres al Teatro Real, como si de un cuento se tratara, y ahí ha podido presenciar el tradicional discurso del Rey.
Asimismo, ha llamado la atención su estilismo, apareciendo con un vestido verde y un turbante de Fabianne Delvigne con diamantes. Y con el vestido llevaba a juego el resto de las joyas, entre ellas un collar y unos pendientes a conjunto de diamantes y esmeraldas que la Reina Emma le regaló a su hija, la Reina Guillermina, bisabuela del Rey Guillermo Alejandro y padre de Amalia.
Pese a que la Princesa Amalia comenzó sus clases en la Universidad de Ámsterdam dos semanas atrás, donde cursa el grado múltiple de Psicología, Política, Derecho y Economía, ha hecho un alto para poder estar presente en tal evento. Ahora ha vuelto a la rutina, porque antes de centrarse en sus estudios decidió tomarse un año sabático, renunciando a su retribución correspondiente como heredera.
De evento en evento
Junto a ella y sus padres han estado también sus tíos los Príncipes Constantino y Laurentien, que han saludado unidos desde el balcón del Teatro Real y que también han apostado por looks llenos de elegancia. Y en poco tiempo ha asistido a varios eventos de relevancia, porque la semana anterior acudió por primera vez a la cena de gala del Consejo de Estado, un órgano del que forma parte desde que cumplió 18 años.