El primogénito de Estefanía de Mónaco vio la victoria de Nadal con su novia, mientras que la benjamina de Carolina hizo lo propio con su pareja.
Este domingo se disputó en el Monte Carlo Country Club la final del Master 1000 que se celebra cada año por estas fechas en el Principado de Mónaco. Como Soberano, el Príncipe Alberto preside el encuentro y entrega el torneo al ganador, en ocasiones acompañado de su esposa, la Princesa Charlene. No ha sido así en este 2017, ya que la consorte se encontraba de viaje en Sudáfrica.
El campeón ha sido Rafa Nadal, que se impuso cómodamente a Albert Ramos en dos sets (6-1 y 6-3), haciendo historia al alzarse por décima vez con este trofeo. Con este tiene ya 70 premios, de los cuales son 50 en tierra batida.Jóvenes Grimaldi enamorados
Como testigos del nuevo triunfo de Nadal por parte de los Grimaldi no solo estuvieron Alberto II, su prima, Elisabeth Anne de Massy, Presidenta de la Federación Monegasca de Tenis y del Montecarlo Country Club, y la hija de esta, Mélanie-Antoinette Costello de Massy. En las gradas se encontraban otros miembros de la saga real que estaban disfrutando con sus parejas.
No causó sorpresa ver a Louis Ducruet con Marie Chevalier. El primogénito de Estefanía de Mónaco mantiene una relación más que asentada con esta joven, tanto que incluso le ha acompañado al Festival de Circo junto a su madre y sus hermanas. Miradas de complicidad, gestos de cariño y muchas sonrisas evidencian que esta pareja está en su mejor momento y que cualquier día anuncian su compromiso.
Más sorpresa ha sido ver a Alexandra de Hannover con su pareja, el multimillonario alemán Ben-Sylvester. No es la primera vez que se les ve, y parece que no va a ser la última, ya que la benjamina de Carolina de Mónaco está muy enamorada de este joven que aunque es germano de ascendencia y nacimiento, vive en el Príncipado desde su infancia.
La hija del Príncipe de Hannover y su novio no escatimaron en muestras de cariño. Se nota que les gustó el partido de Nadal y Ramos, ya que estuvieron atentos, e incluso él hizo alguna foto; eso sí, en cuanto podían se daban un beso, o dos o tres. Están felices y se les nota.