Alberto de Mónaco es el Jefe del Estado y por tanto el que lleva las riendas en Mónaco, pero no por eso recaen solo en él los actos oficiales. Pese a que Charlene de Mónaco ha ido recuperando poco a poco su agenda, incluso con un compromiso en solitario al visitar la Maternidad del Hospital Princesa Grace de Mónaco, el Príncipe Alberto tiene ayuda en sus hermanas, Carolina y Estefanía de Mónaco, que le apoyan cuando se solicita su colaboración.
Así ocurrió el jueves 7 de julio de 2022, día en el que Alberto de Mónaco inauguró las nuevas instalaciones de la Colección de Automóviles del Príncipe de Mónaco, que se ubican en Port Hercule, en Monte-Carlo. Hasta allí se desplazó el Príncipe de Mónaco con su hermana pequeña, la Princesa Estefanía.
Pero no solo estuvieron los dos hermanos, sino que el Príncipe Alberto invitó a sus sobrinos varones. Hasta allí se desplazaron Andrea Casiraghi y Pierre Casiraghi, hijos de la Princesa de Hannover, así como Louis Ducruet, primogénito de Estefanía de Mónaco. Los tres primos mostraron su complicidad durante el acto, sobre todo Andrea Casiraghi y Louis Ducruet, a los que se vio charlando y bromeando en un momento de esta inauguración, lo que muestra que pese a que Carolina y Estefanía de Mónaco no siempre se han llevado bien, las relaciones en la siguiente generación son muy cordiales.
Alberto de Mónaco cortó la cinta inaugural del recinto en el que se instalan los coches antiguos de Rainiero III de Mónaco y recorrió con su familia la exposición para admirar los vehículos. Además, los dos hermanos protagonizaron un momento muy divertido cuando se montaron en uno de ellos y salieron a dar una vuelta con Alberto de Mónaco al volante y la Princesa Estefanía como copiloto.
La afición de Rainiero de Mónaco por los coches
La Colección de Automóviles del Príncipe de Mónaco nació gracias a la afición del Príncipe Rainiero de Mónaco, padre y abuelo de quienes se encargaron de inaugurar la nueva ubicación, por los coches clásicos. Comenzó a finales de los 50 del siglo XX y cuando su afición llevó a que el garaje del Palacio Grimaldi se quedara pequeño, creó un museo en 1993 que se ubicó en las Terrazas de Fontvieille.
Casi 30 años después, Alberto de Mónaco buscó un nuevo emplazamiento en el 54 de la Route de la Piscine en Port Hercule, Monte-Carlo, para engrandecer esta colección automovilística que fue un orgullo para su padre y que muestra un centenar de magníficos vehículos en los que destacan un Ferrari, Maserati, Lamborghini, Alfa Romeo, un Lexus, un Rolls Royce y hasta coches que marcaron el Rally de Montecarlo y el Gran Premio de F1 de Mónaco. Está claro que a los Grimaldi les gustan los coches.