Los cuatro miembros de la dinastía llevaban mascarillas, algo obligatorio en los lugares públicos del pequeño país aunque se esté al aire, al igual que en España. El Príncipe Alberto y sus hijos, el Príncipe Jacques y la Princesa Gabriella, portaron el mismo modelo de mascarilla, que incluye una bandera de Mónaco en un lateral, mientras que la Princesa Charlene llevó otra negra de otro estilo.
Cumpliendo con la tradición, Familia Real procedió a quemar la barca de Santa Devota, acto en el que participaron tanto el Príncipe de Mónaco como el Marqués de Baux y la Condesa de Carladès. Mientras tanto, la Princesa de Mónaco optó por contemplar cómo su marido y sus hijos quemaban la barca.
La Princesa Gabriella, que ha ido ganando expresividad y simpatía, se mostró muy emocionada al ver cómo el fuego iba consumiendo la barca de Santa Devota, así como muy cómplice con su hermano Jacques de Mónaco, que se portó tan bien como suele hacer en sus apariciones públicas. Los mellizos tienen una presencia muy habitual que tan solo la pandemia ha hecho menos numerosa. Son un gran activo para los Grimaldi, además de una fuente de felicidad para sus padres, que están completamente enamorados de ellos.