El escándalo protagonizado por el Príncipe Andrés por su estrecha amistad con el depredador sexual Jeffrey Epstein, que se suicidó en la cárcel en agosto de 2019, y la entrevista en la que debía aclarar las dudas sobre su implicación en la trama criminal y que consiguió el efecto contrario, tuvo como daño colateral a su hija mayor, la Princesa Beatriz de York.
La quinta nieta de la Reina Isabel anunció su boda con Edoardo Mapelli Mozzi en septiembre de 2019. El Duque de York ya había sido señalado, pero todavía no había llegado la entrevista para BBC que provocó una controversia tan fuerte que le obligó a apartarse de los actos oficiales. La boda de la Princesa Beatriz era un problema.
Finalmente, y después de que la prensa hubiera informado ya de dónde y cuándo sería el enlace, la Casa Real Británica anunció en febrero de 2020 que la boda sería el 29 de mayo de ese año en la Capilla Real de St James Palace, a la que le seguiría una recepción en Buckingham Palace organizada por la Reina Isabel.
Una boda demasiado íntima para una royal
Parecía una alegría para los York, porque además el Príncipe Andrés será quien lleve a su hija al altar. Sin embargo, los novios lo pasaran mal antes de que se pudiera realizar el anuncio. Por un lado, la boda va a ser más íntima de lo que les hubiera gustado. Si bien es cierto que no esperaban un gran enlace al estilo de Eugenia de York y Jack Brooksbank, han tenido que aceptar que va a ser demasiada privada para ser una boda real.
Además, de acuerdo con People, los contrayentes tuvieron que cambiar de fecha en dos ocasiones. Debido al escándalo Epstein, los planes se fueron modificando para disgusto de la Princesa Beatriz y el empresario, que no paraban de encontrarse pegas. A todo eso hay que sumar que para las bodas reales hay que tener en cuenta las agendas de la Reina y de otros miembros principales de la Casa Real Británica. Parecía misión imposible, pero entonces encontraron el día perfecto.