La Infanta Elena ya está en casa. Después de sufrir una caída el pasado jueves mientras montaba a caballo en la pista de La Zarzuela, la Duquesa de Lugo tuvo que ser intervenida en el Hospital Ruber de Madrid para colocarle una placa de titanio en una muñeca, que terminó rota por el impacto.
La operación fue todo un éxito, y aunque le espera una larga recuperación, Doña Elena podrá realizar una vida más o menos normal, aunque tendrá que excluir la hípica hasta que esté totalmente restablecida.
Este accidente ha puesto en el foco mediático la presencia de un picadero en los terrenos del Palacio de La Zarzuela, algo que muchos no conocían, pero que no era ningún secreto. Allí acude con asiduidad Doña Elena para entrenar desde que el Rey Juan Carlos encargó su construcción al ver que la afición equina de su primogénita no hacía más que aumentar.
Victoria Federica sigue los pasos de su madre
Esa pasión tiene heredera en la persona de Victoria de Marichalar. A punto de cumplir 16 año, la benjamina de la Duquesa de Lugo ama los caballos y monta con regularidad. Además, ya ha participado en concursos y se prepara para convertirse en toda una amazona, afición que podría convertir en profesión, ya que al contrario que su madre, ella no tiene responsabilidad institucional alguna, como sí ocurrió en el caso de la Infanta Elena hasta la subida al Trono de su hermano Felipe VI.
Elena de Borbón está encantada con que Victoria Federica siga sus pasos, pero no así Jaime de Marichalar. Como recuerda Informalia, al aristócrata nunca le gustó la afición de su exmujer, y menos le agrada que su hija haga lo mismo. Más duro le resulta que Victoria compita en concursos, algo que sí ha hecho, lo que también le parece peligroso.
Con lo que sí está contento es que tanto su hijo como su hija sean seguidores de la tauromaquia, una pasión muy 'Borbona' que también se da en la familia Marichalar. Taurinos por los cuatro costados, la nueva generación apoya la conocida como 'Fiesta Nacional'.