Actualmente son dos las reinas latinas sentadas como consortes en dos tronos europeos, pero hasta la llegada de Máxima Zorreguieta a la corte holandesa, solo era María Teresa Mestre la única mujer de origen latinoamericano que había entrado por matrimonio en una Familia Real. María Teresa Mestre nació el 22 de marzo de 1956 en La Habana (Cuba), siendo una de los cuatro hijos de José Antonio Mestre Álvarez y María Teresa Batista Falla, ambos procedentes de estirpes acomodadas de origen español. Con motivo de su 60 cumpleaños, repasamos los seis momentos que han marcado la vida de la Gran Duquesa de Luxemburgo.
1.- El exilio
Los apacibles primeros años de vida de María Teresa Mestre en Cuba se fueron al traste cuando triunfó la revolución que provocó la caída del régimen encabezado por Fulgencia Batista. Se fue un dictador para entrar otro, pues el vacío de poder terminó siendo llenado por el líder del Ejército Guerrillero: Fidel Castro, que instauró el comunismo en la isla. La expropiación a la burguesía y los terratenientes causó la salida de los Mestre de Cuba, que en octubre de 1959 dejaron para siempre su país.
La familia se instaló en Nueva York, donde María Teresa Mestre estudió en la escuela de Marymount, para después escolarizarse en la Escuela Francesa de Nueva York. No hay dudas de que aprender francés en ese tiempo le vino muy bien para el futuro que le esperaba, y que ella aún desconocía. Su aventura en Estados Unidos no duró mucho, ya que en 1965 la familia cruzó el Atlántico para vivir temporalmente en Santander. Su paso por España fue breve, ya que de allí se desplazaron a Ginebra, donde se quedaron y aprendió el perfecto francés que usa día a día. En Suiza estudió en Gstaad, pasó por un internado y en 1980 se graduó en Ciencias Políticas por la Universidad de Ginebra. Su paso por la Universidad de Ginebra le cambió la vida para siempre.
Jamás volvió a residir en Cuba, ya que de Suiza pasó a Luxemburgo. Sin embargó, sí volvió a aquella tierra lejana que le vio nacer y en la que solo vivió 3 años. Fue en 2002 cuando María Teresa regresó a Cuba, donde fue guiada por su primo, Pedro Álvarez-Tabío y Longa, director de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado y amigo del dictador. Tiempo después regresó, ya con su marido, Enrique de Luxemburgo, y con dos de sus hijos, la Princesa Alejandra y el Príncipe Sebastián, a los que enseñó cuál había sido su casa en La Habana. A día de hoy sigue sin olvidarse de su país, pues poco antes de cumplir 60 años expresó públicamente que deseaba volver a Cuba junto a Muhamad Yunus, inventor del microcrédito, para desarrollar proyectos de microfinanzas en la isla. Como dijo cuando regresó de su tierra, había descubierto lo que era la 'Cubanía', un sentimiento que cuando uno crece en una familia cubana no se pierde nunca. Así lo ha sentido ella desde entonces.
2.- Enrique de Luxemburgo, el príncipe que cambió su vida
En Suiza no hay príncipes ni nobles, pero sí muchos exiliados o estudiantes con títulos. Uno de ellos es Enrique de Luxemburgo, que dejó su Gran Ducado natal para estudiar Ciencias Políticas en la Universidad de Ginebra. Allí conoció a María Teresa Mestre, de la que se enamoró y a la que conquistó a fuerza de verse en clases y trabajos. Su amor fue tan intenso que solo tres semanas después de terminar la carrera, en 1980, anunciaron su compromiso.
El 14 de febrero de 1981, una cubana criolla se convertía en Gran Duquesa Heredera tras casarse en la Catedral de Luxemburgo ante Casas Reales de toda Europa. Después de darse el 'si, quiero', la pareja regresó al Palacio Ducal, desde donde los novios salieron a saludar a los emocionados luxemburgueses, que pidieron a gritos un beso de la pareja. Tras mucha insistencia dio un cariñoso beso a su recién estrenada mujer. Después de que la Familia Real llenase el balcón palaciego, y ante más peticiones de besos, fue la Princesa María Teresa la que besó al Heredero del Gran Ducado. Era el mejor broche para una historia de amor que se ha mantenido inalterable. Este feliz matrimonio cumplió 35 años un mes antes del 60 cumpleaños de la Gran Duquesa.
3.- Los cinco hijos de María Teresa de Luxemburgo
Los miembros de las Casas Reales saben que tener descendencia es vital para la continuidad de la dinastía. Es por eso que Enrique y María Teresa no quisieron esperar mucho para ser padres y así traer un heredero a la Casa de Nassau-Weilburg y Borbón-Parma. Demostrando ser una pareja fecunda y fértil, el matrimonio tuvo 5 hijos entre 1981 y 1992. Un año y 9 meses después de su boda, María Teresa de Luxemburgo dio a luz a su primogénito, el Príncipe Guillermo, que desde su nacimiento ostentó el segundo puesto en la línea de sucesión a la Corona. María Teresa Mestre había asegurado así la sucesión dando un varón a la Casa Ducal.
El matrimonio no quería solo un hijo, así que el 3 de junio de 1984 se convirtieron en padres del Príncipe Félix. El 3 de agosto de 1986 nació el tercero de sus vástagos, el Príncipe Luis, con el que los entonces Grandes Duques Herederos formaron una familia numerosa. A los 30 años de ella y 31 de él, Enrique y María Teresa tenían 3 hijos, y aunque la sucesión estaba garantizada, deseaban ir a por una niña que completara su felicidad. Para que llegase hubo que esperar unos años, ya que los Herederos quisieron disfrutar un poco de los niños que ya tenían antes de traer otro al mundo. 4 años y medio después del nacimiento del Príncipe Luis, María Teresa de Luxemburgo dio a luz a la esperada niña, la Princesa Alejandra, alumbrada el 16 de febrero de 1991. Aunque ya tenían a la niña, la pareja ducal quiso un quinto vástago que llegó el 16 de abril de 1992, el Príncipe Sebastian, el quinto y último hijo de una prolífica pareja.
4.- Peleas con su suegra
María Teresa Mestre era feliz en Luxemburgo. Le encantaba su papel como consorte real, había formado una gran familia y era querida por los ciudadanos a los que representa. Sin embargo, tenía al enemigo en casa sin que la opinión pública se hubiera dado cuenta. En 2002, al regresar de su primer viaje a Cuba desde que partió al exilio a los 3 años, se despachó a gusto contra su suegra, la Gran Duquesa Josefina Carlota, a quien acusó de despreciarla por su origen cubano y plebeyo y de haber tratado de destruir su matrimonio. Fue toda una sorpresa por parte de una de las cabezas visibles de la siempre discreta Casa Ducal Luxemburguesa, que confesó unas opiniones a la prensa que pensaban que no iban a salir a la luz, pues quiso que fuera 'off the record'.
Se desconoce qué sucedió en los muros del Castillo de Berg, residencia de la Familia Ducal, pero seguro que Josefina Carlota se tomó muy mal que su nuera aireara su supuesta mala relación con la mujer de su hijo y sucesora como Gran Duquesa consorte. Al parecer, la princesa belga Josefina Carlota llamaba a su nuera 'La pequeña cubana' con desprecio, y la acusaba de querer dejar sus obligaciones para volver a Cuba. Tras el escándalo, en público se dejaron ver como de costumbre, mostrando una cordialidad que se mantuvo hasta la muerte de Josefina Carlota, fallecida a los 77 años a causa de un cáncer que se la llevó el 10 de enero de 2005.
5.- La abdicación que le llevó al trono de Luxemburgo
María Teresa Mestre entró en la Familia Ducal como Princesa Heredera el 14 de febrero de 1981. La primera década la pasó compaginando sus deberes de consorte con los de madre de familia numerosa. Una vez nacidos sus 5 hijos, se volcó en los más pequeños y se preparó para lo que le esperaba: ser Gran Duquesa de Luxemburgo el día que su marido subiera al Trono.
Ese momento llegó el 7 de octubre de 2000, el Gran Duque Juan abdicó en una emotiva ceremonia celebrada en el salón de fiestas del Palacio Ducal cuando le quedaban 3 meses para cumplir 80 años. Juan de Luxemburgo traspasaba así en vida la Jefatura del Estado a su segundo hijo y heredero, que pasó por encima de su hermana, la Princesa María Astrid de Luxemburgo, Archiduquesa de Austria por matrimonio, relegada en su momento por ser mujer.
Ante su padre, su madre, su mujer, sus hijos y representantes de la realeza europea como Beatriz de Países Bajos y Paola de Bélgica, el heredero pasó a ser el Gran Duque Enrique I de Luxemburgo. Faltaba la proclamación oficial como Soberano, que llegó después en la Cámara de los Diputados, donde Enrique juró con el dedo corazón y el índice de su mano unidos, el mismo gesto que realizaría Guillermo Alejandro de Países Bajos 12 años y medio más tarde cuando fue investido Rey.
A su lado se encontraba la primera latina en convertirse en Gran Duquesa consorte, que al firmar por primera vez con su nueva dignidad eligió escribir María Teresa, en español, su nombre original, en lugar de Marie-Thérèse, su nombre en francés. Todavía hoy, 15 años después de la ceremonia, se le llama María Teresa. Aunque era un día muy importante no hubo fastos, ya que la corte estaba pendiente del estado de salud del hermano del nuevo Gran Duque, el Príncipe Guillermo, que había sufrido un grave accidente de coche del que afortunadamente terminó recuperándose. En abril de 2001 se celebró oficialmente que Luxemburgo tenía Grandes Duques.
6.- La familia crece
Con tanta descendencia era de esperar que la saga Nassau-Weilburg siguiera ampliándose. Actualmente solo los dos hijos menores de los Grandes Duques permanecen solteros y sin pareja conocida. El primogénito y heredero contrajo matrimonio con la aristócrata belga Stéphanie de Lannoy el 20 de octubre de 2012.
Casi tres años y medio después del enlace, la pareja sigue sin tener descendencia, lo que ha encendido todas las alarmas. Sin embargo, para asegurar la sucesión está su hermano Félix, casado con la alemana Claire Lademacher desde el 21 de septiembre de 2013 en Francia. En contraste con la pareja heredera, los Príncipes Félix y Clara dieron la bienvenida a su primera hija en junio de 2014, justo 9 meses después de su enlace. Esta niña podría convertirse en Gran Duquesa si su tío Guillermo no tiene vástagos, ya que aunque el Príncipe Félix tenga más hijos y estos sean varones, con el cambio en la Ley de sucesión realizada por el Gran Duque Enrique, el heredero es el primogénito del Jefe del Estado, sea varón o mujer.
Los Grandes Duques tienen dos nietos más fruto de la relación entre el Príncipe Luis y la Princesa Tessy, un amor que fue todo un escándalo en el tranquilo y católico Luxemburgo. A los 19 años dejó embarazada a su novia, la exsoldado Tessy Anthony, con la que terminó casándose cuando su hijo Gabriel tenía 6 meses (nació el 12 de marzo de 2006). Ya dentro del matrimonio nació Noel, que vino al mundo el 21 de septiembre de 2007.
Pese a que el Príncipe Luis quedó apartado de la sucesión al Trono por sí y sus descendientes, el Gran Duque quiso compensar a su tercer hijo y su familia, y el 23 de junio de 2009 dio títulos de Príncipe de Luxemburgo y tratamiento de Alteza Real a Tessy, Gabriel y Noel. Por el momento, la Gran Duquesa María Teresa tiene 3 nietos, pero seguro que en los próximos años vendrán más niños para traer más felicidad a la primera latina en ocupar como consorte un trono europeo.