Galería: La Familia Real Danesa en imágenes
Un ya lejano 6 de febrero de 1976, Alain Cavallier y Françoise Moreau se convirtieron en padres de una niña llamada Marie. Esta niña, nacida en París, estudió Economía en Ginebra antes de cruzar el Atlántico para cursar negocios internacionales en el Babson College, en Wellesley, Massachusetts, Estados Unidos. Desarrolló su carrera en Nueva York, su París natal y Ginebra, donde trabajó para Estée Lauder, ING Numismatic Group, DoubleClick Inc, Media Marketing y Radianz. Su vida transcurría como la de cualquier chica francesa acomodada que lucha por labrarse un porvenir en el mundo empresarial, y entonces llegó él, el Príncipe Joaquín de Dinamarca, que cambio su vida para siempre.
Muchos son los momentos que marcan la biografía de una persona, pero han sido principalmente cuatro los que han llamado más la atención en Marie Agathe Odile Cavallier, cuya existencia ha sido plácida pese a que cuando todavía ni había entrado en la adolescencia tuvo que enfrentarse a un acontecimiento que destruyó su vida tal y como la conocía.
1.- El doloroso divorcio de sus padres
El matrimonio de Alain Cavallier y Françoise Moreau no fue especialmente feliz. Cuando Maria Cavallier tenía 11 años, sus padres se divorciaron. El hogar en el que había crecido se quebró, y mientras su padre estaba destrozado, su madre se marchó con otro hombre, algo que no pudo perdonar a su progenitora- La separación de sus padres fue un trago amargo que le costó largo tiempo digerir, y que incluso terminó alejándole de ambos pese a que en un primer momento se puso del lado de Alain Cavallier.
Marie se negó a trasladarse a vivir a Ginebra con su madre y la pareja de esta Christian Grassiot, y por ello fue enviada al internado Beau Soleil de Suiza, donde se sintió bastante a gusto y pudo liberarse de la tristeza que le embargaba tras la ruptura de su hogar. Tras unos años complicados con sus padres, entendió que los matrimonios se rompen, que no podía culparles por su fracaso conyugal y que les quería por encima de todo. Desde entonces está muy unida a ellos, de hecho honró a su padre y a su madre en los nombres de sus hijos. El mayor lleva el Alain en el cuarto puesto, mientras que la pequeña se llama Françoise de tercero, sin duda una bonita forma de hacer las paces definitivamente.
2.- El amor por Joaquín de Dinamarca por lo que dejó todo
A finales de 2002, Marie Cavallier fue invitada a una cacería en Dinamarca. Allí conoció al Príncipe Joaquín, segundo hijo de Margarita y Enrique de Dinamarca, que por entonces estaba casada con la madre de sus dos hijos mayores, Alexandra Manley. Su encuentro fue cordial y en su lengua común, el francés, ya que el Príncipe Enrique es galo y ha enseñado su idioma a sus vástagos. En aquel momento no ocurrió nada, pero mantuvieron el contacto de vez en cuando a través de amigos o en encuentros casuales. En 2005, ambos estaban solteros, y el Príncipe se puso en contacto con esa francesa que le había robado el corazón durante una visita a París.
Joaquín y Marie volvieron a encontrarse y se dieron cuenta de que estaban destinados a estar juntos. Fue un momento perfecto para ambos, él había superado ya su divorcio de Alexandra Manley, madre de sus hijos mayores Nicolás (1999) y Félix (2002), y ella había puesto punto final a su estancia en Estados Unidos y meditaba cómo encaminar su carrera profesional en Francia. Su relación se desarrolló de forma discreta hasta que fueron descubiertos durante unas vacaciones. Pronto protagonizan todas las portadas, y a la discreta Marie Cavallier se le cayó el mundo encima.Fueron momentos de duda para la francesa, una mujer independiente que nunca quiso ser princesa ni renunciar a la vida que llevaba. La presión mediática provocó que estuviera a punto de huir, así como el hecho de saber que tendría que acompañar al Príncipe Joaquín en sus tareas oficiales, sin embargo, se impuso el amor, y así, el 3 de octubre de 2007, la Casa Real Danesa anunció el compromiso de la pareja.
El 24 de mayo de 2008, la realeza europea se reunió en la iglesia de Møgeltønder en Tønder, al sur de la península danesa de Jutlandia para ver cómo el segundo hijo de la Reina Margarita y el Príncipe Enrique desposaba a Marie Agathe Odile Cavallier, una asesora financiera que dejaba atrás su carrera, su religión (cambió el catolicismo por el luteranismo) y todo lo que conocía para entrar en la Familia Real Danesa, y convertirse en Su Alteza Real la Princesa Marie de Dinamarca, Condesa de Montpezat. Llegaba así el primer día del resto de su vida.
3.- Enrique y Athena, los dos motores de Marie de Dinamarca
Si su boda con Joaquín de Dinamarca fue uno de los momentos más importantes de su vida, más lo han sido los nacimientos de sus hijos. Si bien es cierto que el hijo de la pareja reinante de Dinamarca no sentía tanta necesidad de tener descendencia, ya que era padre de los Príncipes Nicolás y Félix (fruto de su relación fallida con Alexandra Manley), el Príncipe también quería formar una familia con su nueva esposa.
No tardaron mucho en concebir un heredero. Medio año después de su enlace, la Casa Real Danesa anunciaba que los Príncipes Joaquín y Marie esperaban su primer hijo en común. El 4 de mayo de 2009 nacía en Copenhague un varón que recibió tratamiento de Su Alteza y título de Príncipe de Dinamarca. Su nombre no se conoció hasta el día de su bautizo, como marca la tradición de la corte danesa. Así, hubo que esperar hasta el 26 de julio, cuando recibió el sacramento en la misma iglesia en la que se casaron sus padres. El bebé recibió los nombres de Henrik Carl Joachim Alain.
El Príncipe Enrique crecía feliz junto a sus padres y sus medio hermanos Nicolás y Félix, sumado a la compañía de sus primos, los hijos de Federico y Mary de Dinamarca. Aun así, los Príncipes Joaquín y Marie quisieron darle un hermanito pequeño que completara la felicidad familiar. La Casa Real Danesa anunció en agosto de 2011 que la pareja tendría un segundo hijo en común en enero de 2012.
El 24 de enero de 2012, la Princesa Marie dio a luz a una niña sana a la que presentó junto al Príncipe Joaquín tres días después del alumbramiento. Hubo que esperar al 20 de mayo para que se desvelara el gran secreto, el nombre de la criatura, a quien se bautizó como Athena Marguerite Françoise Marie, y que como sus hermanos, recibió tratamiento de Alteza y dignidad de Princesa de Dinamarca. Ahora sí que la Princesa Marie lo tenía todo en la vida.
Su posición en la Corte Danesa, entre la rivalidad y el cariño
Marie Cavallier era una esperada 'adquisición' para la Monarquía Danesa. Se trataba de una más de las llamadas 'princesas top models', mujeres sin una gota de sangre real, guapas, elegantes, de buena familia, con buenos trabajos e independientes. Sin embargo, frente a la plebeya Mary Donaldson, la francesa tenía un punto aristócratico al ser su abuela paterna la Baronesa Odilia de Sairigné.
Con dos mujeres en la Corte Danesa con el mismo nombre, aunque una en inglés y otra en francés, morenas, guapas y cuñadas, no tardaron en surgir rumores de celos y rivalidad entre ellas, una historia muy común en todas las Familias Reales Europeas en las que hay varias féminas de la misma generación, como en España o Suecia.
La Reina Margarita no siente predilección por una frente a otra, y ambas han recibido encargos institucionales de acuerdo a su posición, ganando siempre Mary Donaldson por ser la esposa del Príncipe Heredero. Los ciudadanos daneses se inclinan quizás por la australiana, no solo por que será su futura reina, sino también porque Mary es más natural que Marie, que tiende a ser más seria y distante, al menos en público.
Lo cierto es que aunque ahora ha conseguido disfrutar con lo que hace, le costó aceptar que su carrera profesional había terminado, y que lo que le quedaba ahora era apoyar a su marido y tomar obligaciones institucionales. Tampoco ayudaron a calmar los rumores de rivalidad las habladurías sobre la inclinación del Príncipe Joaquín hacia su cuñada Mary, ni tampoco la predilección que el Príncipe Enrique siente sobre su nuera francesa, a la que prefiere por encima de la australiana. No solo la adora por ser francesa y por hacer que su benjamín sentara la cabeza, sino porque se siente un segundón, que es lo que le ha tocado ser a la Marie de Dinamarca, una mujer que nunca quiso ser princesa, pero a quien un príncipe le dio todo lo que deseaba en la vida.