Parece que Taylor Swift cada vez que vuelve a colocarse en el foco de la actualidad acaba asolada por algún tipo de polémica o desgracia en la que ella es siempre es la parte damnificada -sea esto una estrategia de marketing o no que forma parte ya de otro debate- y, a pocos días de sacar el que su séptimo álbum, ' Lover ', con el que vuelve reconvertida en la versión dulce de sí misma, la americana se ha visto obligada a empezar prácticamente de cero su carrera musical.
Tras dejar atrás su antigua discográfica, Big Machine, con la que trabajó desde sus inicios; y también su antiguo representante, Scooter Braun (que lleva a otros artistas como Ariana Grande o Justin Bieber); fichó por Republic Records, una filial de Universal Music Group, con quien sacará este séptimo disco. Pero a esta nueva discográfico llegó literalmente con las manos vacías ya que los derechos sobre las grabaciones originales o 'másters' se habían quedado en la propiedad de su antiguo equipo. Esto significaba que Swift no tenía derecho alguno sobre las canciones y, por lo tanto, tampoco ningún beneficio a pesar de que se sigan vendiendo y sigan en plataformas streaming todas y cada una de sus canciones.
Pero parece que la que fue una cantante country ha encontrado la solución a este problema: regrabar toda su discografía. Aún que Scooter Braun tiene los derechos sobre las grabaciones, no los tiene sobre las letras y las composiciones musicales de las propias canciones. Así lo ha confirmado ella misma en una entrevista para CBS. Eso sí, fue bastante escueta en cuando a explicaciones y no ha concretado si volverá a pasar por el estudio para grabar de nuevo todas y cada una de sus canciones o simplemente aquellas más exitosas que puedan reportarle algún tipo de beneficio.
Taylor Swift tiene los derechos sobre las letras y arreglos musicales
Esto significa que, de realizarse finalmente, tanto en establecimientos físicos como en plataformas streaming como Spotify se encontrarán las mismas canciones (e incluso los mismo discos) dos veces, cada uno de una compañía discográfica diferente. Ahora todo es cuestión de que los fans de Taylor Swift sean fieles a su artista favorita y dejen de lado los trabajos que solo lucran a Scooter Braun, el ahora nuevo enemigo número 1 de la americana.