"¿Cómo iba a ser que yo ganase el programa?"
Y no se equivocaban: "Vi como les cambiaba la cara". Ahora, 22 años de su paso por la Academia, causa hasta incomodidad volver a ver algunas escenas de las que ya fuimos testigo y, por aquel entonces, causaron hasta risa. Por ejemplo, Carlos Lozano, presentador del talent, preguntándole semana tras semana cuántos kilos había logrado perder; a Rosa avergonzada porque solo había adelgazado 1 kilo y medio en apenas siete días; y hasta ser ridiculizada ante varios millones de telespectadores porque "Rosa se ha zampado una tableta de chocolate". Terminó el programa con 23 kilos menos de los que pesaba cuando empezó los castings. Un dato que ella misma daba en una de las galas finales mientras el plató se venía abajo con los aplausos.
"Soy poligonera"
Por ello, Rosa López se sintió desvinculada con su verdadera vida casi antes incluso de salir en televisión, que la cambiaría por completo. De hecho recuerda de forma anecdótica que una vez salida del programa hace una sesión de fotos para una revista y sale posando en su habitación, que en realidad no era su habitación, porque nunca había hecho vida en ella: "No era mi cuarto, era una habitación que había preparada para cuando yo llegara. Mi cuarto era el del polígono. Me quería morir", decía entre risas: "Ahí empezó la magia".
Esa sesión de fotos formó parte de 2 años de su vida frenéticos que no recuerda casi ni vivir, sino sobrevivir. Además de la gira de 'Operación Triunfo', Rosa publicó su primer disco de la noche a la mañana: "Casi toda mi vida era decidida por otros y yo queriendo que lo hicieran. Fue muy rápido. Grabé dos canciones por día y sin sabérmelas. Y ya estaban decidiendo mi gira, la ropa que iba a llevar". Unos años que define como "una locura" y que marcaron el punto álgido de su carrera y que hace 18 años que no se repite, pero se lo ha marcado como reto: "Desde 2004 no sueno en la radio y yo no lo entendía. Pero es la prueba de que las cosas se ganan", y reconoce: "El día que vuelva a sonar en la radio para mí será como 'lo he conseguido' y la satisfacción que sería para mis seguidores, para mi padre que está sabe Dios dónde, para mi madre, para mi familia y para mí. Es un reto". Rosa López se conforma con poco: "Aunque fuera solo un día".
Su deuda con Hacienda
Pero de aquella tierra, estos lodos. Mientras la carrera de Rosa de España subía como la espuma, en la trastienda era otro contrario. Tras 'OT' vivió durante unas semanas más en la Academia, luego en un piso en Barcelona, pero no salía a la calle porque sabía que era una locura tal que tenía seguridad privada -que era su propio hermano, por cierto- y vivía a base de comida a domicilio porque había tiempo a más: "Teníamos que dormir rápido". Un descontrol que llegó hasta las cuentas de su fortuna, que así como vino se fue: "Mi hermano sabía todo, mi padre estaba gestionándolo como podía y teníamos un gestor. Yo un día pregunto y, por preguntar porque ninguno sabíamos nada, el gestor nos dijo que había una deuda con Hacienda, que no había justificado 80 millones de pesetas".
Para afrontarlo tuvo que deshacerse de todo aquello que había conseguido en apenas unos años fruto de su éxito: "Vendí mis casas y me compré ese pisillo de unos 80 metros cuadrados", en el que todavía vive en Madrid. Pero echando la vista atrás, Rosa López agradece haberse hecho cargo de su vida: "Llega un punto que yo me doy cuenta que yo quiero decidir mi vida con toda la nueva información que tenía nueva". Y lo hace, pero sin el respaldo de una gran discográfica, que le da libertad - "Probablemente por esto me pueda sentar hoy aquí", le dice al presentador-, pero la deja sola ante el peligro de la industria: "Está la cosa difícil. Una artista tiene que brillar siempre y decir que todo está perfecto, que su alma está perfecta y económicamente está perfecto". Y en su caso no lo esta tanto, pero no tiene reparo en reconocerlo, por ello habla también de cuál es su actual caché: "Yo soy buena, bonita y barata", dice entre risas: "Ahora no tengo a nadie y cobro entre 9.000 y 14.000 euros por actuación".
Pero quizá el mejor resumen de todo lo que ha vivido Rosa López en estos más de 20 años desde que saltó a la fama y el sabor de boca que le dejó es cuando Jordi Évole le pregunta cuál es el momento más feliz de su vida al que le encantaría volver. Y, sorprendentemente -o no- lo sitúa antes de todo el éxito, cuando era "una poligonera". "A la hormigonera y a la montaña de arena y esas tardes de verano de descanso riéndonos y echándonos agua con la manguera. Fregar, el olor cuando mi madre fregaba el portal. El olor a la olla de mi madre. Los sonidos cuando estaba la tele puesta. Mi madre que venía reventado de trabajar y daba cabezadas mientras comíamos y yo me apoyaba en su espalda".