Concretamente en uno de sus temas, 'Nunca jamás', habla precisamente sobre el paso del tiempo y el miedo que comenzó a sentir a raíz de ser el más mayor cuando entró en la Academia: "Cuando entré en 'OT' con 31 años empecé a tener miedo al paso del tiempo", algo en lo que confiesa estar trabajando ahora psicológicamente.
'Dopamina', la conocida como la hormona de la felicidad
Un miedo, reconoce, que no le infunde la propia industria musical sino la propia sociedad porque hay un factor que este trabajo le favorece y no le cuesta reconocerlo: ser un hombre: "La industria es muy machista: a los hombres les afecta menos el paso del tiempo y a las mujeres se les exige todo antes", algo que considera totalmente una barrera para las compañeras de profesión y que sabe que es una preocupación que tienen.
En cambio, hay otro factor que también supo desde antes de entrar en 'OT' que sería una arma de doble filo: pertenecer al colectivo LGTBIQ+. "Antes de entrar en 'OT' un periodista con el que tengo muy buena relación me preguntó: '¿qué vas a hacer con tu orientación sexual?'", algo que nunca quiso ocultar: "Prefiero ser libre, abiertamente homosexual y fiel a mí mismo que convertirme en un producto más rentable por ser heterosexual", porque sabía que no convertirse en el amor platónico de muchas fans del formato le haría perder números: "Eres menos rentable por ser homosexual porque las adolescentes no se van a enamorar de mí", pero escogió -o le vino impuesto- ser "un referente" en la industria, algo mucho más necesario.
Aquí puedes escuchar el último disco de Ricky Merino, 'Dopamina'.