El sábado 15 de diciembre se celebró el anual Concierto de Navidad en el Vaticano, este año la vigésimo sexta edición, un evento que celebra la Iglesia Católica en estas fechas para celebrar la llegada de estas fiestas. Pues bien, este año la encargada de armonizar el momento fue, nada más y nada menos, que Anastacia.
Según ha publicado The Sun, una fuente cercana a la artista ha asegurado que ella es la que suele dar las órdenes y, esta vez, ha tenido que morderse la lengua: "Hace unas semanas su equipo recibió un documento especial del Vaticano en el que se detallaban claramente, sin posibilidad de rebatirlas, las normas que definirían su número musical si de verdad quería actuar delante del Papa".
La lista de condiciones
El Vaticano envió a la cantante ciertas indicaciones que coartaban su libertad a la hora de elegir el repertorio de temas y el atuendo que llevaría ese día. En dicha lista de condiciones pedían a Anastacia que llevara un vestido elegante y de dimensiones apropiadas, que no dijera exabruptos o palabras malsonantes y que no moviera sus caderas en medio de la Basílica de San Pedro.
"Todo el mundo sabe que a Anastacia le encanta moverse sobre el escenario y que los estilismos que suele llevar en sus conciertos son algo provocadores, en el sentido de que muestra sus abdominales y se ajustan a la perfección a su silueta. Los asistentes del Papa tenían que asegurarse de que no habría nada de eso", aseguraba la misma fuente a dicho medio de comunicación.
Añade, bromeando, que el Papa Francisco está ya mayor para ver esa clase de espectáculo: "Evidentemente esa clase de coreografías no serían en absoluto adecuadas para un evento de esas características, pero menos aún delante de un señor que pronto cumplirá 82 años. Imagínate el impacto que recibiría al tener a una cantante como Anastacia moviendo las caderas justo delante de sus ojos ".