La cantante nos presenta su segundo disco, 'El camino que no me llevó a Roma', un trabajo en el que cambio y evoluciona hacia un nuevo estilo musical.
Como todo en este 2020, el segundo disco de Bely Basarte, 'El camino que no llevó a Roma', también llegó mucha más tarde de lo esperado saliendo a la luz en septiembre y no en junio, tal y como habían planeado mucho tiempo atrás. Pero llegó. Durante todos estos meses, en los que la cultura en general y la música en particular fue uno de los grandes alicientes en un mundo parado, la cantante fue presentando algunas de las canciones de este nuevo trabajo. 'Roma', 'Espiral', 'Me va a doler' , 'I Love You' y 'Flores y vino' fueron la carta de presentación y que sirvieron para mostrarle al mundo y a sus fans que Bely Basarte había dado un paso más en su carrera musical buscando un estilo en el que ahora mismo se siente cómoda: "En este disco hay una evolución tanto en el sonido como en la temática de las canciones", nos confiesa desde su casa sin poder negar que fue algo que le dio miedo cuando se lo planteó: "Tengo que hacer lo que yo siento, lo que me sale dentro, porque luego tengo que defenderlo".
Con esta honestidad y contando el respaldo de haber nacido profesionalmente en Youtube haciendo versiones de una infinidad de artistas, sus fans han recibido con los brazos abiertos a la Bely Basarte envuelta en un aura electrónica: "Mis fans han entendido muy bien mi evolución musical, era algo que necesitábamos todos". Un punto a favor con el que ya contó cuando, de la noche a la mañana, todo el mundo se vio encerrado en su propia casa. No había conciertos, ni festivales... pero la cantante nos llevaba a todos años de ventaja en este modo de vida: "Mis fans y yo estamos muy acostumbrados a comunicarnos a través de una pantalla", confiesa.La cultura en la nueva normalidad
Una realidad que ya se ha quedado en el pasado con la llegada de las medidas menos restrictivas y la llamada 'nueva normalidad'. Y, como era natural, la música ha vuelto de nuevo a los lugares que antes ya eran suyos. Pero, a diferencia de otros gremios como la hostelería o incluso el mundo taurino, la música (y la cultura) sigue arrastrando un lastre injustificado como un peligro para el público. "La gente que vive de la música en directo es la que realmente se ha visto afectada", reconoce Bely Basarte, quien aprovechó estos meses para reinventarse: "Pero creo que se puede ir tanto a un restaurante como a una sala de concierto siendo igual de responsable".