Avril Lavigne y su exmarido, el también músico Chad Kroeger, anunciaron el pasado mes que se divorciaban tras dos años como marido y mujer, siendo una de las últimas parejas en convertir este verano en uno de los más negro, en lo que amor respecta. Después de un tiempo separados, la expareja se ha reencontrado para componer juntos y continuar con sus compromisos profesionales.
La verdad que este comunicado pilló por sorpresa a todos sus seguidores, ya que nadie imaginaba este triste final para los artistas, y mucho menos después de que ambos compraran una mansión valorada en 5,4 millones de dólares. El nuevo inmueble está ubicado en Los Angeles en una zona llena de celebrities, pero finalmente la casa se quedará en propiedad de Lavigne.
Los difíciles años de casados
La suya ha sido una relación bastante complicada, han tenido que hacer frente a la grave enfermedad que la artista padecía, la dolencia Lyme, provocada por la mordedura de una garrapata. La primera vez que ella contó su lucha fue en un programa televisivo, donde confesó: "He vuelto a nacer". Durante mucho tiempo tuvo que estar apartada de los escenarios, y en su ausencia ella se refugió en sus fans y en el que era su marido, sin embargo, su enfermedad no les consiguió unir sino separarles.