Parece ser tiempo de mudanza para muchas de las celebridades del mundo del cine, de la música y de la televisión. Así lo aprobaba la propia Adele hace tan sólo unas semanas, corroborando la compra de una nueva y lujosa mansión en Los Angeles y compartiendo lo que sería su nueva vida tras la gira 'Adele Live 2016', acompañada de su pareja Simon Konecki y su pequeño Angelo.
No obstante, esta vez, la cosa no iba a ser para menos, por supuesto. Y es que el protagonismo ha vuelto a abrir su paso entre los grandes rostros de la gran pantalla para dar mucho de qué hablar. Nada más y nada menos que sobre la Vivian Ward de los años 90, conocida en la realidad por la prestigiosa Julia Roberts. Un referente del que ya llegaron noticias hace unos meses pero que de nuevo se une a la palestra con el cartel de 'se vende'.
Nuevos planes de vida
Una esencia particular que sólo podría formar parte de ella y que ha sabido transmitir a la perfección a cada uno de los rincones de este apartamento neoyorquino. En total, 185 metros cuadrados de constantes lujos y particularidades y que quedan repartidos a ambos lados de dos de los sitios más conocidos de la ciudad: la Quinta y la Sexta Avenida de la Gran Manzana.
Más concretamente, en el barrio de Greenwich Village de Nueva York en el que, junto con el SoHo, se reparten multitud de figuras reconocibles en todo el planeta. De esta manera, la cantidad requerida para dar por vendido el inmueble debería estar acorde tanto con su historia como con todo aquello que forma parte de su interior. Y definitivamente la cifra establecida también lo aprueba.
Una cantidad que se eleva a más de 600.000 euros de su precio de venta y que lanza al aire la necesidad de encontrar un nuevo dueño. Fue en el año 2010 cuando la actriz de 'Pretty Woman' y su marido consiguieron hacerse con este apartamento neoyorquino por de un total que no alcanzaba ni los 3.9 millones de euros. Nada que ver con lo que en la actualidad pide en el mercado inmobiliario la intérprete de 'La boda de mi mejor amigo'.
Aunque seguro no supondrá ningún problema para encontrar pronto a alguien que disfrute de sus exquisitas y tentadoras cualidades. Empezando por la decoración que ha estado acompañando a Roberts y Moder durante todo este tiempo. Una elegancia sublime que se ve reflejada en la sencillez de sus muebles, colores y pequeños detalles de decorativos y que, por supuesto, ayudan a mostrar de una forma mucho más cercana los gustos y las preferencias de la norteamericana.
Elegancia y discreción al estilo Roberts
De esta forma, destacan sobre todo la presencia prácticamente total de la tonalidad blanca -en muebles y paredes- y de la madera -con tarima flotante-. Eso sí, parece que Roberts ha querido poner especial atención, en gran medida, al mantenimiento de la calidad de suelo, protegiéndolo con varias alfombras de color beige para evitar estropearlo con los muebles. Una serie de cualidades que le hacen ser vistosa desde el primer momento.
Aunque si hay algo que asegura el triunfo de la compra de esta casa es nada más y nada menos que sus maravillosas vistas a Manhattan. Paisajes con las que uno puede permanecer perplejo durante horas y que pueden ser contemplados desde cualquier punto de la casa, más si cabe desde su tranquila terraza a modo de chill-out. Asimismo, sus tres habitaciones, su cocina, sus tres baños y su salón con chimenea de madera tampoco dejan indiferente a nadie. Enclaves de la casa con un aire discreto donde poder relajarse tras una dura jornada de trabajo en pleno set de grabación.
Además, el apartamento también se caracteriza por ofrecer espacios diáfanos, aportando una mayor luminosidad y mucho más espacio, a este 'casoplón', del que uno puede llegar a imaginar. Un cóctel perfecto que lanza al aire las preguntas sobre los motivos que han llevado a Julia Roberts a tomar esta decisión. Y más cuando hace tan sólo unos meses que se cumplía la noticia sobre la venta de la mansión de la actriz en Hawai.
Una casa que desprendía lujo y calidad por doquier y de la que Julia Roberts disfrutó acompañada de su marido y de sus tres pequeños, Daniel, Hazel Patricia y Phinneaus, desde el año 2011. Ahora, parece que los cambios se apoderan de la vida de la de Georgia. Un día a día que apunta a una residencia casi fija en su casa de Los Angeles y muchas más sorpresas. Aun así, su apartamento de Gramercy Park continúa estando a disposición de esta artista de cine.