La intérprete, después de los educados agradecimientos y halagos al resto de compañeras con las que compartía nominación, ha ofrecido un discurso muy personal con el que era imposible no tocar la fibra más sensible de los presentes y no presentes y con el que ella no pudo evitar emocionarse, algo que seguramente también le pasó cuando empezó a pensar en qué diría si su nombre era el elegido para subir al escenario.
"Pienso en mi madre, que realmente se sublimó a mi padre durante toda su vida y a sus 80 años me dijo 'siento que no he logrado nada', y eso no está bien. Creo que lo que he aprendido de toda esta experiencia es que las mujeres somos cuidadoras y eso es lo que se espera de nosotras. Tenemos a nuestros hijos y maridos... Pero tenemos que encontrar realización personal. Tenemos que seguir nuestros sueños y decir 'puedo hacerlo' y 'debería tener permitido hacer eso'", fueron sus palabras.
No hay que ver la vida pasar
Unas palabras valientes pronunciadas al recoger el que ha sido su tercer Globo de Oro y con las que reinvindica el papel de la mujer en la sociedad y pide que todas las mujeres tengan ambiciones y luchen por realizar sus sueños. Así no tendrán que arrepentirse de todo lo que no han hecho o tratado de hacer cuando lleguen a la madurez.