Más allá de esto, la ahora influencer asegura que a parte del pago de la ropa, su colección lleva a cabo más trabajos que tienen su propios costes: "La web lleva un trabajo previo, las fotos, escoger las prendas. Todo esto lleva su tiempo y su dinero", y además ofrece unos servicios que no tienen otras de bajo coste: "El packaging es diferente porque comprarlo a proveedores chinos viene el bolsas de plásticos. Siempre que compres dos o más prendas te vienen en esta cajita de cartón con en logo de la tienda. Te viene un papel de seda y un logo de la tienda. Y también una carta de agradecimiento. Esto también es digno de valorar porque también tiene costes".
"He elegido hasta el cordel de las etiquetas"
Un trato y un cariño que ella misma plasma en sus pedidos y que reconoce tienen que un valor añadido: "Viene súper bien presentado. Las prendas vienen con la etiqueta de la colección. Con su etiqueta, su imperdible, su cordoncito. Me encanta que esté todo tan cuidado porque todo esto lo he escogido yo hasta el mínimo detalle. Hasta el cordel que quería poner en las prendas". Además, el margen de beneficio que pueden tener esta prendas no es tanto como parece: "Tú imagínate que esta prenda cuesta 8 euros y yo la estoy vendiendo a 14, no me llevo ni tres euros de beneficio. Porque todo esto [el packaging] se paga".