Su llegada a dicha casa la hizo con toda la ilusión del mundo, con el deseo de estar más cerca de su familia durante la crianza de su hija Gala, sin embargo, al poco tiempo se dio cuenta que compaginar su trabajo y su maternidad estaba siendo muy complicado, porque la mayoría de sus compromisos profesionales son en Madrid. Tanto ella como Fabio Colloricchio, su pareja, han pasado demasiadas horas en un tren yendo y viniendo, lo que les ha estresado sobre manera, y más teniendo en cuenta que cada vez les ha costado más separarse de su hija.
Con el tiempo sopesó su decisión, es por eso que Mangriñán pensó que lo mejor era volver a Madrid, y más después de enterarse de que estaba embarazada de su segundo bebé. La casa de Valencia no la va a vender y de momento no tiene pensando comprar una vivienda en Madrid, es por eso que se ha mudado a un espectacular dúplex con su chico y su hija.
Con el comienzo del nuevo curso han decidido estar instalados en Madrid, es por eso que ya se han mudado, aunque de momento no tienen camas y están durmiendo con el colchón en el suelo. Para ella despedirse de su casa de Valencia ha sido complicado, porque deseaba poder disfrutarla más que unos meses como ha sucedido al final.
Y como es dada a compartir detalles de su vida con sus seguidores, ha contado cómo ha sido su primera noche en su nuevo piso de Madrid. "Las camas y algunos muebles todavía no han llegado, las camas llegarán a finales de septiembre, así que mientras nos apañaremos con el colchón en la alfombra y listo. Gala iba a dormir anoche en su habitación pero después del golpe y siendo su primera noche aquí me parecía muy brusco", ha comenzado diciendo, ya que la niña se cayó desde el segundo peldaño de la escalera.
Sentimientos encontrados
"Yo no he pegado ojo, mi cabeza no me daba tregua. Echaba de menos mi casita anoche, miles de pensamientos dando vueltas en mi sesera como si fuese una noria, pero supongo que es normal con tanto cambio", ha añadido, contando que ha estado intranquila. Poco antes de marcharse de su casa ella ya anticipaba que iba a ser difícil: "Hoy voy a llorar todo el día, porque amo esta casa y porque yo me encariño hasta de un lápiz, además que con las hormonas haciendo de las suyas, que os voy a conta".