Vanesa Martín se ha convertido en pregonera del Orgullo LGTBIQ+ de Sevilla y ha sido ahí donde ha comenzado un discurso muy especial, en el que ha dicho: " He amado a hombres y mujeres maravillosas, me despojé de prejuicios y aprendí a vivir libremente en una ciudad que me abrió los brazos poderosa, generosa y diversa". Ahora vive su vida con total libertad y no esconde al hablar de su sexualidad, pero no siempre ha sido así. Ella misma ha matizado que no niega que fuese prudente y que en el pasado tuviera cierto pudo r, ya que ni ella misma sabía lo que estaba pasando.
" Las calles me han visto ser yo. Desde niña fui discreta con todo, mucho, pero no me escondí", ha dicho en su discurso en la plaza de la Alameda de Hércules. Por otro lado, para ella lo importante al fin y al cabo es que se hable de su profesión, y no de con quién se va a la cama. "Hay preguntas que no se las hacen a los hombres y a las mujeres nos las siguen haciendo. Me tocó pelear con las etiquetas que, si bien formaban parte de mi identidad, jamás permití que las usaran como armas inquisidoras para limitarme o intentar hacerme de menos", ha contado.
"A veces se confunde la discreción y la intimidad con la negación", ha continuado diciendo. Es más, ha aprovechado esta ocasión para hablar un poco más de su vida privada, diciendo: " Hay una mujer que me roba el pensamiento ", apuntando a que su pareja la ha acompañado a un momento como este.
"Aquí solo manda este (decía señalándose el corazón), aquí no hay más. No quiero pasar de puntillas y creo que estoy siendo bastante clara. Creo en el amor libre, en que cada uno sea lo que sienta, lo que quiera. Lo que tu origen defienda, tu cuerpo demande, tu piel desee y necesite", ha terminado diciendo.
"Quiero que me duelan las rodillas de querer"
Si bien es cierto, más allá de que ahora haya sido pregonera, esta no es la primera vez que reivindica su homosexualidad, ya que en 2022 con motivo del Orgullo compartió en sus redes sociales una carta abierta, contando cómo a lo largo de su vida se había enfrentado a numerosos prejuicios. " Quiero que me duelan las rodillas de querer, sin importarme a quien. Amar hasta que se me salgan los latidos por el cuello, ponerme nerviosa, no dar por hecho nada ni a nadie, sorprender y q me sorprendan y dejarme ir. Quiero dejar de controlar mi daño, que se joda y se duela encima y yo con él", decía por aquel entonces.