Siempre que su agenda profesional y el cuidado de sus hijos se lo permite, Tamara Gorro acude al campo para animar a Valencia en su partido. La final de la Copa del Rey 2019 frente al Barcelona no se la podía perder y disfrutó de la victoria, y de la fiesta posterior, como la que más.
Desde su llegada a Sevilla fue informando a través de sus redes sociales todo lo que estaba haciendo en la ciudad hispalense hasta que llegase la hora del partido. Un tiempo en el que hizo turismo, pudo quedar con su amiga Irene Rosales y enseñar a sus hijos los rinconces de Sevilla.
Y cuando llegó el gran momento, toda la familia se vistió con unas camisetas blancas en las que podía leerse en negro 'Garay #G24' para acudir al Benito Villamarín a animar al equipo valenciano en su ilusión por alzarse con la Copa del Rey. Una ilusión que se convirtió en realidad cuando el árbitro pitó el final del partido y el marcador señalaba 1 - 2 a favor del equipo de la ciudad del Turia.
Shaila no bajó al campo a celebrar la victoria
Tras esa primera celebración en el campo, llegó el momento de trasladarse a un local en el que todo el equipo y sus familias cenaron antes de disfrutar de una noche de fiesta que ha dejado a Tamara Gorro prácticamente sin voz: " No os fijéis ni en mi cara ni en mi voz. Hace años que no terminaba afónica por una fiesta y una celebración, pero bendita celebración. Nos vamos a Valencia, continúa la celebración", contaba a través de sus stories antes de subirse al avión para volver a Valencia.
Unos stories en los que también ha aprovechado para explicar las razones por las que el único que estuvo en el campo celebrando la victoria fue su hijo Antonio: " A Shaila le dan miedo las aglomeraciones y los chillidos, por eso no estaba en el campo. Además está un poco pochilla de la tripa, pero está bien".