La separación de Tamara Gorro y Ezequiel Garay fue una auténtica sorpresa, sobre todo para los fieles seguidores de la influencer que no se lo esperaban para nada. Fue ella misma la que lo contó al poco de dar comienzo el año 2022, dando algunos detalles sobre los pormenores de su relación. Lo cierto es que no dijo claramente cuál era el motivo de la ruptura, sin embargo, lo que sí dijo es que esperaba que no fuera algo definitivo.
En el momento en el que lo hicieron saber llevaban varios meses sin convivir, no obstante, parece que la separación también pilló por sorpresa a los protagonistas de la historia. Según ha publicado la revista ¡Hola!, la influencer y el exfutbolista volvían a tener planes de boda, puesto que iban a volver a pasar por el altar el 24 de junio de 2022, una celebración que evidentemente ha sido cancelada.
"Teníamos casi todo preparado, pero lo hemos cancelado", ha desvelado Tamara Gorro, y es que esta sería la tercera ocasión que se casarían, después de que en junio de 2018 celebrasen en Maldivas una reboda de estilo cíngaro, pero ahora han decidido acabar con el plan. Eso sí, boda no habrá, pero los dos tienen pensado hacer una pequeña fiesta con sus amigos, demostrando una vez más la buenísima relación que tienen.
Resulta bastante inusual lo que les ha ocurrido, porque querían celebrar su amor por tercera vez, pero lo que ha sucedido es que se ha acabado antes de lo imaginado. Los dos, en medio de este proceso que resulta complicado, han demostrado tener una buenísima relación, tanto por el bien de sus hijos como por el suyo, y es que siguen muy unidos. El exfutbolista sigue siendo un apoyo para Tamara Gorro, teniendo en cuenta que de manera individual está pasando por un bache en su vida, enfrenándose a una depresión y a ansiedad.
Viven en casas separadas
Fue en la celebración tardía del cumpleaños de Gorro cuando se pudo ver a través de sus redes sociales que Garay sigue muy presente en su vida, e incluso en dicho momento se habló de una posible reconciliación, aunque nada más lejos de la realidad. A pesar de que residen en casas separadas, es muy habitual que su ex duerma en la suya o compartan momentos más cercanos, porque el cariño sigue existiendo.