Tamara Gorro poco a poco ha ido desgranando sus sentimientos y emociones, abriéndose para contar la dura situación que está atravesando. Toco comenzó hace más de un año y medio, momento en el que se dio cuenta de que algo no iba bien, aunque en ese momento pensó que tan solo era estrés ocasionado por el trabajo. Pero su problema fue creciendo, hasta un punto en el que se convirtió insostenible.
Fue en ese momento cuando comenzó a ir a terapia, y después fue derivada al psiquiatra, así que fue diagnosticada de depresión y trastorno de ansiedad. Lo cierto es que ella nunca imagino que le tocaría atravesar por una situación como esa, algo que se sumó a un bache en su matrimonio con Exequiel Garay, es más, ahora su relación está en el aire y no se sabe si en un futuro conseguirán limar asperezas. De todo esto ha hablado en una entrevista para la revista ¡Hola!.
Entre tanto, fue preguntada por si se había sentido acompañada en todo el proceso por su aún marido, Ezequiel Garay, a lo que contestó: "Me he sentido muy sola, pero no por culpa de Ezequiel". Y es que no se ha querido centrar en su crisis, sino más bien en su actitud en dicho momento, aislándose: "Soy inaccesible y eso es culpa mía". Y ahora que a efectos no están juntos, algo que decidieron juntos, dice que su relación con él es maravillosa. " Duerme en casa muchas veces ", ha dicho, contando que cenan juntos y que hacen planes en familia.
"No es una relación de pareja, pero hay mucho amor", ha seguido diciendo sobre la situación familiar que está atravesando más allá de su salud mental. "E charse de menos para volver con más fuerza ", ha añadido, porque espera que esta especie de parón sirva para alga. Además, ahora está mejor al ver que Ezequiel Garay por fin se ha dado cuenta de que su enfermedad es algo grave.
Subidas y bajadas
Y además de hablar para la revista, antes ya había contado a través de sus redes sociales cómo es su día a día con depresión, sintiendo que tiene días muy buenos, y de pronto le sobrevienen días que cataloga como 'basura'. Para ella es convivir con las subidas en las que cree que llega al cielo y las bajadas en las que ve todo negro.