Tamara Falcó se ha subido al carro de los famosos que tienen su propia serie documental, como ya sucedió con Georgina Rodríguez en Netflix. La hija de Isabel Preysler estrena su producción titulada 'La Marquesa', haciendo alusión al título nobiliario que ha adquirido como herencia de su padre, el fallecido Carlos Falcó que fue Marqués de Griñón. Será en seis capítulos en los que repasará su vida, marcada por los focos de las cámaras.
"Lo que a algunos les podría parecer una vida de película, para mí no deja de ser lo más normal del mundo", dice la hija de Isabel Preysler al inicio de esta serie, y d comienzo esta producción de Netflix en su fiesta por su 40 cumpleaños, rodeada de sus amigos y familiares más cercanos. Lo cierto es que es aquí, en su propia serie, donde cuenta que no siempre ha sido fácil para ella. "Hay veces en los que no ha sido fácil", ha confesado Tamara Falcó a cámara, y es que en numerosas ocasiones ha tenido que lidiar con los paparazzi.
"Ha habido épocas en las que ni siquiera he podido echar gasolina tranquila. Recuerdo estar mirando hacia atrás todo el rato por si venían a por mí. Era continuo el acoso", seguía contando, no obstante, al final ha aprendido a vivir con ello, entendiendo que también hay épocas en las que genera expectación, pero que todo pasa. Y esta serie tiene algo como hilo conductor: la puesta en marcha de su negocio gastronómico.
Asimismo, se adentra en sus sentimientos, asegurando que Íñigo Onieva es el amor de su vida: " Si hace tres años me llegan a decir que iba a terminar con él, habría dicho que 'ni en un millón de años' porque es totalmente distinto a mí", asegura. En él ha encontrado la estabilidad, y es aquí donde se puede ver un poco más de cerca cómo es su relación y como Onieva se encarga de empujarla hacia nuevos proyectos, motivándola y diciéndole que es capaz de hacerlo.
Su fe en Dios
Tampoco se deja en el tintero su fe, es más, poco antes del estreno del documental ha estado disfrutando de un festival religioso junto a algunos amigos en Bosnia y Herzegovina. " Hace unos años la fe apareció en mi vida. En vez de salir por las noches y tomarme siete copas, lo que me apetecía era quedarme en casa rezando el Rosario. Llegué a plantearme ser religiosa. Pero al final ese no era el plan de Dios", decía sobre cómo se sintió atraída por Dios.