La sinceridad es uno de los aspectos que más caracteriza a Tamara Falcó, quien no ha dudado en contar algunos detalles de su fiesta de pedida con Íñigo Onieva. La celebración tuvo lugar en casa de Isabel Preysler, su madre, y contó con un reducido número de invitados. Esta celebración se llevó a cabo con el fin de que las familias se conocieran antes de la llegada de la boda.
La colaboradora de 'El Hormiguero' ha contado en el plató algunos detalles de este evento. Feliz y con una sonrisa, ha comentado que fue un momento muy especial para ella, porque además se lo pasaron muy bien y al parecer las familias congeniaron. Asimismo, ha enseñado en directo la espectacular pulsera de rubíes que le ha regalado la familia de su prometido, si bien es cierto, ha habido otro aspecto que ha llamado la atención más de la cuenta.
Se trata de un gesto que tuvo Isabel Preysler y que podría no haber gustado a la familia de Onieva. El asunto ha salido a relucir cuando ha hablado de la puntualidad en su fiesta de pedida. La Marquesa de Griñón ha contado que la fiesta empezaba a las nueve de la noche y su chico junto a su familia aparecieron por la puerta a las 'nueve y un minuto'. Lo cierto es que en ese momento la anfitriona, su madre, no estaba aún lista para recibirles.
La socialité se hizo de rogar mientras se ponía a punto para una ocasión así, la de la primera toma de contacto con la familia de su futuro yerno, y está claro que este hecho podría haber disgustado a la familia de su prometido, aunque en realidad no lo sabe. " Yo a lo mejor tardé cinco minutos, mi hermana media hora tarde y mi madre cuando pudo...", ha comentado, así que la que fue más impuntual fue su madre.
Todo fue a pedir de boca
Es más, Tamara Falcó ha concretado que a ella, especialmente, la espera se le hizo bastante larga. " Se me hizo eterno porque estábamos muy nerviosos ", ha añadido, aunque después de esta anécdota todo salió a pedir de boca y no puede estar más feliz porque las cosas entre su chico y sus respectivos van muy bien.