Tamara Falcó e Íñigo Onieva llevan un ritmo frenético. Después de que se casaran a principios de julio, la pareja no ha parado de encadenar viajes de ensueño alojándose en los mejores hoteles durante su luna de miel. Después, ambos iniciaban sus vacaciones de verano y ponían rumbo a París, donde se alojaron en uno de los hoteles más lujosos y emblemáticos de la capital francesa, el Crillon. Después, sumaban un último destino, Bora Bora, isla ubicada en la Polinesia Francesa.
Tamara Falcó e Íñigo Onieva besándose en su fiesta prebodaAhora, Tamara Falcó e Íñigo Onieva se han dejado ver en la boda de sus dos amigos, Luisa Bergel y Cristian Flórez. La pareja de recién casados ha viajado hasta Sotogrande para estar en este día tan especial para sus amigos, aunque ha llamado la atención un gesto que nadie podía esperar. Tamara Falcó e Íñigo Onieva han acudido al enlace por separado hasta la iglesia, si bien es cierto se han mostrado felices, relajados y con muchas ganas.
Según han comentado desde 'Fiesta' el motivo podría deberse a que ambos actúan como testigos en el enlace y esto podría requerir la presencia de uno de los dos, mientras que el otro tendría que encargarse de asuntos en otro lado. Luisa Bergel fue la celestina que hizo que la Marquesa de Griñón y el empresario se conocieran, por lo que resulta coherente que ahora ellos sean los testigos de su boda con Cristian Flórez.
La carísima luna de miel de Tamara Falcó e Íñigo Onieva
La luna de miel de Tamara Falcó e Íñigo Onieva ha sido un viaje de ensueño, por lo que la pareja no ha escatimado en gastos. Tras casi un mes de viaje por Sudáfrica y Zambia, y viendo que la pareja se ha hospedado en suits de lujo que cuestan alrededor de 6.000 euros la noche, los expertos en vacaciones de este tipo han calculado que se han gastado unos 150.000 euros, un viaje que no es apto para todos los bolsillos.
Tamara Falcó e Íñigo Onieva no han escatimado en los alojamientos, pero tampoco en las exclusivas excursiones que han hecho. Tampoco lo han hecho en la gastronomía, probando los mejores platos de cada región y acudiendo a restaurantes de ensueño. Parece que su matrimonio va viento en popa, aunque no es para menos porque viven en un continuo viaje lleno de paz y desconexión.
