Falta muy poco para que llegue el 8 de julio de 2023, el día en el que por fin Tamara Falcó e Íñigo Onieva podrán sellar su amor en una boda religiosa. Pese a que en el camino hacia el altar han tenido que sortear muchos obstáculos, por fin está a punto de materializarse el deseo de la Marquesa de Griñón.
Ahora ha hablado para la revista ¡Hola!, donde ha contado algunos detalles de su gran día y de cómo se siente a las puertas del altar. La ceremonia y posterior fiesta acogerá a más de 400 invitados, y no faltará ningún detalle, es por eso que tanto ella como su chico y su equipo se están esmerando para tener todo a punto.
Sobre como se encuentra, ha dicho: "Estoy muy feliz, muchas gracias. Estamos aprovechando estas semanas para cerrar los últimos detalles, disfrutando de cada momento y fase. Al final, es una etapa que solo vives una vez y, aunque nos estamos esforzando para que todo salga perfecto, lo importante de esta celebración es el Sacramento. Así que, cuando pierdo un poco el norte, me acuerdo de qué es lo que realmente importa".
Por otro lado, teniendo en cuenta que al novio le gusta mucho organizar eventos, todo ha sido mucho más fácil, y así lo ha contado: " Además, todo es más fácil porque tengo a un gran compañero y a un equipo maravilloso detrás, que está preparándolo todo con el mismo cariño como si fuera su boda. Estoy muy contenta y agradecida, la verdad".
En cuanto al Palacio de El Rincón, donde se celebrará la boda, ha contado: "El espacio es maravilloso y muy especial para mí, pero, al final, hace mucho tiempo que no se celebran bodas allí. Además, queremos que la nuestra sea distinta a todas las que ha habido, por lo que estamos cuidando hasta el más mínimo detalle para que así sea. ¡Hemos desbrozado, podado y plantado hasta césped! También nos están haciendo un mural precioso para que el salón quede bonito. Mi cuarto de novia lo está haciendo, con todo el cariño, una de mis más íntimas amigas, que es decoradora, y su madre, que tiene un gusto excepcional. A esto hay que sumarle la extraordinaria labor que están haciendo los equipos de producción, los floristas y hasta el coro... Cuando hicimos la prueba en la iglesia de San Fermín de los Navarros, hicieron que se nos cayera alguna que otra lagrimita ".
E incluso ha contado cómo ve en esta etapa a su futuro marido: "Le veo feliz, la verdad. Está encantado con todo el cariño que han demostrado su familia y sus amigos estas últimas semanas. Además, a él le encanta organizar eventos, está muy implicado y es hipereficaz. La verdad es que está siendo un momento muy bonito para ambos y lo estamos disfrutando juntos, eso es lo importante".
Entre tanto, y viendo a los imprevistos a los que se han tenido que enfrentar, como ella que se quedó sin vestido de novia, la lluvia es una preocupación, y desde ¡Hola! le han preguntado si va a llevar huevos a las monjas de Santa Clara, algo que ya ha hecho: "¡Ya los han llevado Íñigo y su tía Natalia!¡Dos docenas y ecológicos! A Clara, mi amiga, también se lo he pedido, pero creo que se le ha olvidado...".
El apoyo de su madre
Por último, ha comentado cómo su madre ha sido su apoyo en la preparación de su boda: "Mi madre está emocionada. Hemos tenido la oportunidad de pasar dos semanas en la clínica Buchinger, mano a mano, y hemos viajado juntas a Nueva York para ver mi vestido. Ella, Wes y su equipo se llevaron divinamente desde el principio. Además, le encanta cómo me queda el vestido. Estoy feliz de que me acompañe a todo. Por ejemplo, en la elección de las mesas, porque es una persona con muchísimo criterio y tiene siempre algo que aportar. Además, claro está, que es mi madre del alma. Su vestido también se lo escogí yo. Lo vi en un desfile y supe que era perfecto para ella. Ayer estuvimos probándolo y me encanta cómo le queda. Pero claro, a ella siempre le queda todo bien ".