Este 8 de julio se cumple un año desde que se dieron el 'sí, quiero' después de una sonada ruptura de 'seis nanosegundos en el metatarso' por una infidelidad del empresario y una reconciliación a escondidas que desembocó en un abrir y cerrar de ojos en jurarse amor eterno en una boda por todo lo alto -no exenta de polémicas tampoco-. Ahora, pasada la tormenta, la Marquesa de Griñón solo puede hablar maravillas de su nuevo yo como mujer casada: "El matrimonio está resultado un viaje precioso".
Al contrario de lo que le dice la gente, la hija de Isabel Preysler solo ha tenido felicidad desde que Íñigo Onieva se convirtió en su marido: "Hay gente que me dice que los dos primeros años son los más complicados, pero el primero ha sido fantástico así que no estoy para nada de acuerdo". Quizá con todo lo vivido antes ya pagó penitencia suficiente. Y todo, según ella, gracias a que su unión cuenta con el visto bueno de Dios: "Lo mejor e que tengo el sacramento detrás bendiciendo la relación. Para mí eso es clave porque realmente noto que Jesús está ejerciendo su fuerza".
"Hay muchas cosas que mejoraría del matrimonio"
Tamara Falcó enfrenta también este primer aniversario rodeada de nuevo de rumores de embarazo, algo de lo que se habló incluso antes de pasar por el altar. Algo que, lejos de preocuparle o disgustarle, ya le da igual: "Yo tengo cero presión". De nuevo sabe que si Dios quiere que su familia crezca, lo hará: "Tengo muchísima fe y si tiene que ser, será y sino, pues hay muchas formas de ser feliz. Si viene bien, y sino, también", asegura.