El miércoles Steve Jobs hacía pública su renuncia como CEO de Apple, la multimillonaria empresa de la que es cofundador y que ha revolucionado el mundo de la electrónica. Dos días después nos llegan las primeras imágenes del empresario de 56 años, cuyo estado de salud ha empeorado gravemente en el último par de meses.
Con una fortuna estimada de 8.300 millones de dólares, Jobs volvía a abandonar la dirección de Apple el pasado miércoles, dejando como sucesor a Tim Cook, que ya se hizo cargo de la compañía durante las últimas bajas médicas del empresario. A pesar de todo, el visionario magnate continuará como presidente del Consejo de Administración, asegurando que seguirá tomando las decisiones más importantes desde su casa de Palo Alto.
El visionario tras la marca de la manzana
La noticia de la renuncia de Jobs corrió como la pólvora en medios de todo el mundo, suponiendo un jarro de agua fría para todos los amantes de la marca y situándose como una nube negra sobre las cabezas de los accionistas de Apple.
El pasado jueves 25 de agosto la bolsa de Nueva York cerraba con una caída del 7% en las acciones de Apple, con los recuerdos de la última vez que Jobs dejó la compañía. En septiembre de 1985 era despedido de la empresa que él mismo había fundado y que empezaba un profundo declive. Mientras tanto, el potencial de Jobs se centró en The Graphics Group, división de Lucasfilm dedicada a la animación, con la que se hizo por 10 millones de dólares. Renombrada como Pixar, se ha convertido en el estudio de dibujos más poderoso del mundo, con taquilleros y oscarizados productos como la trilogía 'Toy Story' o la fantástica 'Wall-E'. En 2006 Walt Disney compra la compañía y convierte a Jobs en el mayor accionista de Disney con el 7% de la empresa.
En 1997 vuelve al frente de Apple, iniciando un importantísimo proceso de renovación que lleva a crear algunos de los productos más revolucionarios del mercado y reinventando la manera de escuchar y comprar música gracias al vanguardista iTunes.
Ahora llegan los tiempos más difíciles para Jobs y su compañía, dejándonos sin la pasión que demostraba en cada keynote y con la guerra de las tablets en pleno auge. Veremos cómo acaban estas dos batallas.