Stella del Carmen ha vuelto a escribir para la revista Vanity Fair ya ha reflexionado sobre algunos aspectos de su infancia, de la fama y de su vida más íntima. Entre sus palabras hablado lo que significa para ella Hollywood: " Para quienes no lo viven desde dentro, Hollywood es gloria y misterio. Y, además, existe el cliché en el que se asume que el dinero y la fama dan la felicidad. ¿Todavía no hemos aprendido que esta creencia no es cierta?", ha comenzado diciendo.
Entre sus reflexiones ha hablado de que las redes sociales documental demasiado nuestras vidas, no obstante, siente que tuvo suerte de que no existieran cuando ella era pequeña " La obsesión mediática de los demás siempre ha sido abrumadora. Pero al menos siento que pude disfrutar de la infancia antes de que me pasara a mí. Y por mucho que quiera alabar la naturaleza única de mi niñez no puedo evitar observar el aislamiento que conllevaba".
Además, ha dejado claro que ella nunca ha aceptado una oportunidad profesional que se le haya ofrecido por el simple hecho de ser 'hija de': "No estoy segura de cuántas niñas de 10 años juegan a buscarse en Google, solo para encontrar artículos que ponen en duda si de verdad son hijas de sus padres famoso s, con comentarios que dan o quitan la razón, que te juzgan, que presuponen. Hay un nivel de intimidad y normalidad al que no creo que ni mi familia ni ninguna otra familia mediática puede acceder nunca. Y eso que tuve suerte, porque veo a otros jóvenes de mi edad con un trasfondo similar y pienso en el rumbo que yo podría haber elegido... Una vida de aceptar cualquier oferta, incluso si solo me la han mandado por mi apellido ".
Para ella no ha sido fácil, igual que les ha pasado a muchos hijos de famosos, pero tuvo una época tranquila en su día a día hasta que llegó a la universidad. "Un apellido de cuya fama pude olvidarme por completo durante varios años, hasta que acabé el instituto y llegué a la universidad en una ciudad distinta y la primera frase que me decía todo el mundo era: '¿Tu padre es Antonio Banderas?'. O los cuchicheos a mis espaldas: '¡Su madre es Melanie Griffith!'", ha seguido revelando.
También ha contado lo mal que lo pasó en un viaje único sola con su padre a Machu Pichu, puesto que cuando llegó a este enclave se encontró a un fotógrafo que no paró de tirar fotos, algo que hizo que terminara llorando porque se rompió la magia de un viaje único de los juntos. Pero ha dejado claro que tampoco cree que haya tenido una mala vida por estar rodeada de tanta fama: " Esto no lo cuento porque yo sea una desagradecida. Creo que me ha tocado aprender a experimentar las cosas con tranquilidad y a observar, más que a reaccionar. Sin duda, mi vida ha sido un precioso regalo y algo que jamás he tratado de dar por sentado, de ahí mi forma de ser, la encarnación misma de darle muchas vueltas a todo".
Por último, ha contado algunas de sus increíbles vivencias por pertenecer a una familia famosa, no obstante, a veces no le ha merecido la pena por toda la presión que ha sentido: "He sido bendecida con un estilo de vida y unas oportunidades que la mayor parte de la gente no podrá experimentar. Cuando tenía 16 años fuimos los anfitriones de un acto para recaudar fondos para la campaña del presidente Barack Obama y tuve la oportunidad de conocerlo en nuestra propia casa. Los primeros años de mi vida los pasé viajando de rodaje en rodaje, llevo recorriendo el mundo desde que nací, he ido a colegios increíbles... Pero ¿merece la pena todo eso si al terminar el día la presión externa me vence? Lo más importante que he aprendido en mi peculiar educación es a no prejuzgar a los demás. No podemos elegir las circunstancias en las que nacemos y no hay forma alguna de saber cómo es, realmente, la vida de los otros".