Stella del Carmen, la hija de Antonio Banderas y Melanie Griffith, ha querido contar cuál es su opinión sobre algunos asuntos vinculados al medio ambiente, y lo ha hecho a través de un texto que ha compartido en el medio Vanity Fair. Esta reflexión llega después de que haya finalizado un programa sobre realidad climática impartido por Al Gore, y ahora quiere poner en práctica los consejos que ha recibido.
Su reflexión comienza e esta manera: "A través de este programa virtual adquirí las herramientas y el conocimiento necesarios para abogar por nuestro planeta y ayudar a educar a los demás sobre el problema que significa para la Tierra y sus habitantes el calentamiento global. Entre todo lo que aprendí hubo una enseñanza que me pareció primordial: el concepto de que hay espacio para todos en el ecologismo, pues no hay una sola forma correcta de participar en este movimiento. En mi caso, a partir de esta experiencia como líder de la realidad climática me he preguntado cómo quiero cultivar un estilo de vida sostenible y he decidido que lo mejor es empezar por casa, donde tengo control sobre el entorno", y parece que ha encontrado una manera.
La hija del actor ha dado más detalles de la decisión que ha tomado que tiene que ver con la moda y el consumo que hace de ella: " Lo primero que hice fue echar un vistazo a mi armario. La mayoría de las prendas que tengo son vintage, heredadas muchas de mi madre o de mi hermana, pero otra gran parte pertenece a una categoría que ya no deseo apoyar: el fast fashion, esa ropa de baja calidad, producida en masa y rápidamente disponible para el gran consumo. Esta industria representa el 10% de las emisiones de carbono generadas en el mundo y contribuye enormemente a la contaminación del agua y del aire así como a la violación de derechos humanos".
Pese a que es consciente de algunas cosas, tiene claro que su manera de consumir va a cambiar para hacer que el planeta sea más sostenible: Todos necesitamos ropa para vivir en sociedad, pero lo que no vemos en los mostradores de estas tiendas son los rostros de los trabajadores de la confección, a menudo niños, que pasan interminables horas en fábricas oscuras. Dejar de comprar fast fashion todos al mismo tiempo no es una alternativa real, pero yo he decidido colaborar como puedo. Esto es, hacer lo posible por evitar adquirir moda rápida durante un año. En su lugar, buscaré artesanos locales, tiendas vintage o de segunda mano y marcas que prioricen prácticas éticas y sostenibles".
Se siente privilegiada de tomar esta decisión
Y sabe que puede tomar esta decisión porque económicamente puede permitírselo: "Reconozco que esto es un privilegio, ya que no todos tienen la posibilidad ni los recursos económicos para hacerlo. Pero si alguno de ustedes quiere sumarse a esta iniciativa de comprar de manera sostenible empiece por convertirse en un consumidor consciente: infórmese sobre las marcas antes de adquirir sus prendas y priorice los derechos humanos y del medioambiente. Al hacerlo, podremos formar parte del movimiento ambientalista que lucha por la igualdad y la protección del clima. El planeta nos necesita".