Sonia Ferrer ha perdido la batalla judicial con su exmarido, el cirujano Marco Vricella, que los mantenía enfrentados por la custodia de su hija Laura. Hace un año, y tras hacerse pública la separación de la pareja, el juzgado estableció de manera temporal que la presentadora de televisión tendría la custodia de la niña y su padre tan solo podría verla cada 15 días y un día entre semana.
El pasado miércoles la jueza del Juzgado de San Lorenzo de El Escorial dictó sentencia y dio un duro golpe a las pretensiones de la presentadora de 'Campamento de verano', que solicitaba una pensión compensatoria de 2.000 euros durante cuatro años, una pensión alimenticia de 1.400 euros al mes y quedarse con el vehículo familiar. A partir de la semana que viene, la custodia de la pequeña estará compartida entre los dos progenitores y ambos tendrán que hacer frente a partes iguales a los gastos de su manutención.
Según informa Vanitatis, este duro revés sentó como un jarro de agua fría para Ferrer, quien salió con el semblante serio del juzgado y pudo ser vista en el parking llorando. La presentadora podrá recurrir la sentencia en los próximos días, algo que todavía se desconoce si llevará a cabo.
Cruce de acusaciones
La guerra entre Sonia Ferrer y Marco Vricella comenzó justo después que saliera a la luz la relación extramatrimonial que mantenía la joven comunicadora con Álvaro Muñoz Escassi, al que conoció durante su paso por el reallity 'Mira quién salta'. Esto provocó la interposición de la demanda de separación y el consiguiente cruce de acusaciones. Mientras que el cirujano sostenía que el desliz fue la causa de la ruptura, Sonia Ferrer aseguraba que su matrimonio estaba roto desde mucho antes que comenzara su relación el jinete.