Después de pasar un mes hospitalizado tras su trasplante de médula, Sergio Peris-Mencheta por fin ha recibido el alta hospitalaria para recuperarse en casa. El actor se encuentra luchando contra la leucemia, enfermedad que contó que padecía en enero de 2024, y ahora por fin ha dado un paso más hacia la recuperación, con la esperanza de que este trasplante se convierta en la solución.
El intérprete ha contado que ha pasado unos días en su casa de Los Ángeles, lugar donde reside ahora y donde está siendo tratado. Lo ha hecho en el programa La Ventana de Cadena Ser, diciendo: " Eres como un señor de 150 años que se desplaza como puede con un cúmulo de náuseas, vómitos, fatigas, diarrea... Todo pasa por tu cuerpo en un espacio de una hora", ha comentado sobre lo mal que lo está pasando.
Mientras, intenta mantenerse positivo, con ganas de estar como antes: "Estoy tirando, la verdad, no te voy a engañar. De esta fase no me hablaron antes, es muy dura. Ya estoy en casa, pero pensaba que te mandaban a casa cuando ya estabas bien, y no. Llevo un mes en el hospital desde que me hicieron el transplante y hace cuatro días salí. Ahora estoy en casa dejándome cuidar, esta vez me están dejando dormir porque no voy agarrado a un gotero, que también se agradece mucho".
A lo largo de su enfermedad ha ido contando cómo se ha ido sintiendo y los pasos que ha ido dando. Poco después de su trasplante contó: " Mudo perdido, diarreico, con una llaga por boca, dolor de huesos, de cabeza, seis días con alimentación por vía, fabricando saliva como para una empresa de siliconas, ojos secos... Mi mundo interior se expresa básicamente así. Paso a paso".
Arropado por los suyos
En estos momentos tan duros por suerte cuenta con el amor incondicional de su mujer, Marta Solaz, y sus dos hijos, Río y Olmo, quienes le esperaron con los brazos abiertos en casa con una sorpresa entre mensajes de bienvenida y 'te quieros'. La quimio ha sido su tratamiento principal hasta que ha estado preparado para recibir el trasplante, contando con la inmensa suerte de que su hermano era compatible y no dudó ni un instante en ser el donante.