El pasado mes de enero la cantante Selena Gomez estuvo ingresada durante dos semanas en una clínica de rehabilitación, según su versión, para hacer frente al estrés. Con tan sólo 21 años, la intérprete tuvo que suspender su gira de conciertos por Australia para encontrarse a sí misma y dejar a un lado la presión y la vida descontrolada que llevaba desde que comenzara su carrera a los diez años de edad.
"Todos vosotros podéis relacionaros. Todos tenéis que hacer frente a la presión de todos los días: en la escuela, en el trabajo, con los amigos, con los padres, con la familia. A mí me decían qué ropa ponerme, cómo mirar, qué es lo que tengo que decir, cómo debería ser. Hasta hace poco yo le había dado todo a esa presión y había perdido de vista quién era yo. Escuché las opiniones de las personas y traté de cambiar quien era yo porque me parecía que otros me aceptarían al hacerlo. Y me di cuenta de que no sé ser otra persona que no sea yo misma", aseguró la cantante emocionada.
Una chica directa y cercana
El público no dejaba de ovacionarla por su profunda confesión. Después, dijo que hacia esa confesión en este momento para incitar directamente a sus seguidores a cambiar las cosas perjudiciales de su vida y no a través de frías entrevistas. "Estoy seguro de que a todos vosotros os han dicho que no tenéis lo que necesitáis y que puede que no seáis lo suficientemente buenos... cuando en el fondo, es todo lo que queréis hacer, queréis ser parte de algo grande, queréis hacer algo grande. Te machaca cuando la gente trata de decirte que no eres lo suficientemente bueno".