Galería: Scarlett Johansson en imágenes
Parece que las aguas se han calmado en torno a la separación entre Scarlett Johansson y el que fuera su marido, el periodista francés Romain Dauriac. Dos años después de contraer matrimonio la protagonista de 'Match Point' le pidió el divorcio a su pareja y la custodia física de su hija de casi tres años, Rose Dorothy Dauriac.
La estrella de Hollywood y el periodista han vuelto a encontrarse tras su separación y han posado juntos en el Singular Object Art Opening Cocktail Reception, que tuvo lugar el pasado 5 de abril en la 53W53 Gallery de Nueva York. Johansson le declaró la guerra a Dauriac al solicitar la custodia de su hija Rose. La tensión entre la expareja era más que palpable. Sin embargo, ahora parece que han conseguido llegar a buenos términos y mantener una relación cordial por el bien de la niña.
El abogado del francés aseguró que su cliente seguirá luchando por la custodia de su hija y alegó que lo mejor para la niña sería que se quedara con su padre en Francia y que su madre la viera periódicamente, teniendo en cuenta que ésta viaja con demasiada frecuencia y no sería bueno para la pequeña.
Un matrimonio breve
Johansson y Dauriac se casaron en secreto en 2014 en Estados Unidos, un mes después de que naciera la pequeña Rose Dorothy. Poco después comenzaron los rumores de ruptura, lo que se hizo oficial a principios de 2017. La actriz pidió el divorcio y en una entrevista posterior abordó las dificultades que implicaba para ella la vida matrimonial y la monogamia. En los documentos de la separación se declaró que el matrimonio estaba irremediablemente roto.
La batalla legal por la custodia de la hija que tienen en común se prevé que se extienda varios meses antes de dar con un arreglo beneficioso para las dos partes. Johansson está convencida de que la única manera de garantizar el bienestar integral de la pequeña sería que viviera con su madre en Estados Unidos. Algo que su exmarido no está dispuesto a permitir, pues piensa que la niña debería crecer en un entorno doméstico lo suficientemente estable para poder crecer con normalidad. Con el tiempo se verá si la ley finalmente le da la razón a uno o al otro.