De la luna no se baja ni en tirolina
Las hijas de Santi Balmes no son tan jóvenes como el protagonista de 'Bajaré de la luna en tirolina', pero tampoco andaban lejos en el momento de la publicación de esta novela que no define que sea para preadolescentes o adolescentes, pero sí espera que les guste: "Hay que jugar un poco con ese guiño a su tipo de lenguaje, con la parte más hormonal que puedas llegar a tener, que la tienes que recuperar hasta cierto punto, esa manera de vivir todo de una manera muy intensa, esa particularidad que tiene Déibid Weirdo, que es un chico que no tiene filtro a la hora de hablar, que lo vivo bastante en casa y me recuerda a cuando era más joven. Lo que pasa es que con el paso del tiempo te vas dando cuenta de que hay comentarios que te podrías haber ahorrado en según qué ámbitos y este libro ha sido clave para recuperar la espontaneidad", asegura el autor.
"Es especialista en ponerte en situaciones muy tensas. Es lo que nos pasaba a esa edad a los que somos un poco 'echados para delante', que estamos todo el rato tomando la medida de la gente, ver qué límite tiene la gente, y esto lo veo mucho con mis hijas, que me llevo las manos a la cabeza con según qué cosas que dicen delante de gente que quizás no sería la apropiada para recibir ese mensaje, pero a la vez pienso que la vida es un proceso de autorregularse hasta cierto punto", añade, apuntando que los que se dedican a la música "no nos hemos cargado del todo a ese niño o adolescente que fuimos. Los que nos dedicamos a esto estamos siguiendo el mandato ese adolescente que tenía muy claro que quería dedicarse a la música y es el producto de esa explosión que sucedió en ese momento. A partir de ahí en tus manos está mantenerlo vivo o no, y para mí este tipo de trabajos que implican un poco volver al que fui en esa época me permiten salir un poco renovado. La adolescencia es una parte muy creativa de tu vida, igual de dolorosa que creativa, es cuando descubres tus carencias, tus virtudes, tus grandes decepciones amorosas, que son un drama".
Finalmente, Santi Balmes reconoce que no se quiere bajar de la luna, ni con tirolina ni sin ella: "La luna es mi hogar. La realidad me agrede y si no me creo una coraza de ficción y de arte no creo que aguantara demasiado viendo las cosas desde una perspectiva demasiado real. Me agrede todo demasiado".