Una de las personas que conoce mejor a Isabel Preysler, si hablamos de periodistas, es Paloma Barrientos. La cronista ha publicado varios libros, entre ellos 'Reina de corazones' (2024), en el que habla de la vida de la socialité y de los últimos acontecimientos de su existencia. Uno de los temas que ha tocado ha sido su ruptura con Marion Vargas Llosa, polémica e inesperada cuando salió a la luz. Cuando se conoció la noticia de su separación, se dijo que él era muy celoso, que la aburría mucho y que esos fueron algunos de los motivos por los que terminaron con su relación, pero ahora Paloma Barrientos lo niega.
"Los supuestos celos de Vargas Llosa. Era uno de los motivos de esos desencuentros que acabaron en separación tras ocho años de convivencia. Más tarde, y a través de terceros, facilitó unos datos que no favorecían la imagen del miembro de la Academia de la Lengua de Francia", se puede leer.
"También cedió una carta que le había enviado, en los inicios del romance, Patricia Llosa, donde le contaba que los revoloteos sentimentales de su marido eran habituales. Más o menos decía a la nueva enamorada que era un veleta sentimental. Todo esto más una frase de Isabel en los premios otorgados por la revista Elle -los Elle Women Awards- donde decía textualmente: 'He pasado página y he cambiado de libro', marcaban un antes y un después en sus rupturas sentimentales. Nunca se había dado una guerra de comunicados como la que se intercambiaron Patricia Llosa, sus hijos y el escritor para felicidad de la prensa", ha seguido diciendo cómo los motivos de la ruptura estuvieron a merced de la prensa.
Paloma Barrientos ha recordado cómo Álvaro Vargas Llosa enviaba escritos a la prensa para dejar mal a Isabel Preylser, algo de lo que se defendió cuando aún estaba con el escritor. "Una guerra de comunicados que era la comidilla del mundo intelectual y que servía para llenar de contenido reportajes en los programas de televisión y comentarios hasta en las tertulias políticas en las radios. Aún la pareja feliz se encontraba en su mejor momento y los novios se apoyaban mutuamente ante lo que consideraban difamaciones familiares del clan materno ", ha comentado.
Una vez terminó la relación, ella le acusó de celos infundados, y posteriormente ibncluso fue defendida por su exmarido Julio Iglesias, algo que Barrientos también destaca: "Cuando parecía que el serial había terminado y que, por parte de Vargas Llosa, familia y amigos, se había dado por zanjado el asunto, apareció por sorpresa, desde su retiro de Bahamas o Punta Cana, Julio Iglesias. Mejor dicho, en una portada de la revista ¡Hola! donde (asombrosamente) el cantante y primer exmarido entraba también como actor secundario en la historia con unas declaraciones favorables para la madre de su primera camada, como él definía a su descendencia en aquellos años en los que aún Miranda Rijnsburger no existía ".
Asimismo, la periodista ha contado que el ataque de celos al que se hizo referenci anunca habría ocurrido: "Continúo con el tema de los celos que, como ya he contado, fue el desencadenante de que el Nobel saliera 'novio respondón' y no permitiera esas acusaciones. La historia que se contó con poca base documental fue la siguiente: Isabel regresó a su mansión sobre la una de la madrugada. Como no había minutado en vivo y en directo, calculamos que una vez desmaquillada podrán ser ya las dos o tres de la madrugada. Según la escenificación que contaron fue entonces cuando Vargas Llosa le recriminó que llegara a esa hora. Como testigo de esa discusión, una amiga que escuchaba por teléfono el desencuentro a unas horas cuando menos sorprendentes para hablar. Pero la realidad es que esa puesta en escena nunca existió. Cada uno tenía su espacio y dormitorio en la gran mansión. Por tanto, no era posible que le hubiera escuchado llegar y menos que le montara un número de vodevil de amanecida".
Ocho años de amor que acabó
En el capítulo dedicado al Premio Nobel se habla de cómo su relación salió adelante aunque no tuvieran mucho que ver: "Eran dos seres casi antagónicos que funcionaron durante ocho años. De hecho, no han vuelto a verse ni a mantener relación verbal ni epistolar de ninguna clase. Mientras duró el enamoramiento, Vargas Llosa no dudó en convertirse en personaje de la revista que Tamara ha definido siempre como 'el álbum familiar'. En este sentido nadie le obligaba a dar entrevistas junto a su novia y aparecer en actos publicitarios de la firma Porcelanosa que nada tenían que ver con su vida laboral e intelectual. Así era el amor pasional que no se convirtió en 'para toda la vida'".