Tras perder 16 kilos durante los tres meses que estuvo en la isla, Rocío Flores se propuso no perderlos siguiendo una rutina de ejercicio y comida sana para evitar el efecto rebote que suelen tener todos los concursantes del reality (engordando en una semana todo lo que habían perdido). Para moldear su figura se sometió a un tratamiento de maderoterapia (realizada con rodillos de madera) para reducir la celucitis y reactivar la circulación haciendo así que su cuerpo luzca mucho mejor.
También se sometió a alguna que otra sesión de rayos UVA para mantener el moreno de piel que consiguió también durante horas y horas en una isla desierta del Caribe. Pero el propósito de la hija de Rocío Carrasco no solo consiste en mantener sino también en mejorar todo aquello que no le gusta de ella o que considera que podría mejorar. Primero fueron las extensiones de pestañas para presumir de mirada (un tratamiento que tiene que mantener al menos una vez al mes). Y tras lo ojos, llegaron la nariz y los labios.
"Me he puesto un poquito de ácido"
Y en los labios no fue más que un tratamiento de mantenimiento. Nunca fue ningún secreto que la joven llevaba también algo de ácido hialurónico para tener unos labios más pronunciados. "También me he puesto en los labios porque hacía más de un año que no me lo hacía", aseguró ella misma.