Desde su llegada a Honduras manifestó lo unida que estaba a su familia y en diversas ocasiones ha hablado y llorado por lo mucho que les echaba de menos y por lo mucho que necesitaba verles y abrazarles. Unos reencuentros en persona que se produjeron durante la semifinal y la final de 'Supervivientes 2020' en Madrid, mientras los concursantes hacian la cuarentena impuesta por el Gobierno de Pedro Sánchez por la crisis del coronavirus.
Unos días en un complejo hotelero de Madrid que se les hicieron realmente largos puesto que ya solo podían pensar en volver a casa y recuperar el tiempo junto a los suyos. Eso es lo que lleva haciendo Rocío Flores desde que acabó la cuarentena y pudo volver a Málaga, donde pasa todo el tiempo posible junto a su novio Manuel, sus hermanos, Olga Moreno y su padre Antonio David Flores.
Después de haber visto sus lacrimógenos reencuentros, están aprovechando para hacer un montón de planes y recuperar el tiempo perdido, contándose todo lo que ha ocurrido durante su estancia en Honduras con sus vidas y con la crisis sanitaria por el coronavirus.
El plan más dulce de Rocío con su novio Manuel
Entre los planes que ha hecho Rocío Flores ha estado renovar su armario. Y es que en Honduras se ha dejado un buen puñados de kilos y, por eso, con el avance de la desescalada y la apertura de las tiendas de ropa, la joven ha disfrutado de una jornada de tiendas junto a su chico que acabó con un capricho muy dulce: churros con chocolate.
Planes y reencuentros en los que a la hija de Antonio David Flores quizá también le gustaría que estuviera su madre Rocío Carrasco. Durante su estancia en el concurso ha manifestado la necesidad que tiene de volver a hablar con ella tras siete años distanciadas, pero parece que la cosa no es tan sencilla como pudiera parecer.