Tampoco se lo quisieron perder personas que tuvieron un importante papel en su regreso a la vida pública. Es el caso de Anaís Peces, Directora de las docuseries de Rocío Carrasco y la voz que interactúa con ella durante los capítulos; David Valldeperas, Director de 'Sálvame' y compañero en 'La fábrica de la tele'; o Ana Bernal-Triviño, periodista, colaboradora de los debate de 'Rocío. Contar la verdad para seguir viva' y una de sus mayores defensoras que pusieron nombre a las múltiples violencias que este narró en la serie documental.
Por allí también se encontraba Carmen Borrego, miembro esa familia que Rocío Carrasco eligió y que estuvo con ella en sus peores momentos. Pero lo hacía en calidad de reportera de 'Sálvame', teniendo la oportunidad de hablar con la protagonista a su llegada al museo. También lo hacía el Maestro Joao en compañía de su pareja. El vidente es un gran defensor de Rocío Carrasco tanto en redes como en los platós, llegando a enfrentarse a Rocío Flores en directo reprochándole su actitud. También Miguel Poveda, artista y amigo de la familia de Rocio Jurado.
También tuvo un importante papel Luis Mario Aparcero, Alcalde de Chipiona, quien consiguió abrir el museo de la mano de Rocío Carrasco desde que formalizaran su acuerdo en enero de 2020. Este también se ha sumado a las voces de 'En el nombre de Rocío' para dar luz a lo que realmente ocurrió durante estos 16 años que impidieron la apertura del museo de Rocío Jurado. Durante el evento, ambos demostraron el cariño y aprecio que se tienen con diferentes muestras públicas ante los allí presentes.
En cambio, y pese a la presencia de 600 invitados, hubo muchos nombres que no hicieron acto de presencia y que han llamado la atención casi tanto como los allí presentes. Si bien Carmen Borrego se encontraba allí trabajando, no estuvieron allí ni María Teresa Campos ni Terelu, posiblemente por sus obligaciones profesionales como colaboradora de 'Viva la vida'. Tampoco lo hacían otros colaboradores de 'Sálvame' y defensores de Rocío Carrasco. Tampoco Carlota Corredera, presentadora de la primera serie documental, lo que le permitió unirse mucho a Rocío Carrasco.
El discurso de Rocío Carrasco
Antes de abrir oficialmente las puertas del museo, Rocío Carrasco quiso dar un sentido discurso para agradecer que se haga este sueño realidad. Unas palabras que pronunció sin poder emocionarse: "Para mí esto no va a ser fácil. Por las venas de Rocío Jurado, de mi madre, corría la sangre de una artista, como la que corría por las venas de Camarón, de Lola, de Pastora Imperio, de Paco de Lucía... corría sangre, como en la de ellos, andaluza. Y eso no puede ser casualidad. Andalucía y el arte siempre van de la mano y este museo hoy inauguramos en un homaneje a la música, al poderío, al cante y a este tierra Y la gente de esta tierra. Que es humilde, que es trabajadora, pero que tiene mucho arte, como el que tenía ella".
El destino quiso que Rocío Jurado -a a mí me cuesta mucho llamarla Rocío Jurado, así que vais a permitirme que diga 'mi madre'- llegara al mundo aquí, en Chipiona, tierra de mariscadores, de viñedos, de camaleones y de la flor cortada. Su padre, Fernando, mi abuelo, era zapatero; mi abuela, Rosarío, mujer bella donde las hubiera y con una garganta privilegiada, tenía la voz más bonita que se ha escuchado en estas calles. Gracias a ellos y a toda su familia, ella triunfó, pero jamás se olvidó ni un solo día de su lugar en el mundo y de los suyos. Sus raíces están aquí y aquí van a seguir para siempre.
Mi madre amaba cantar, era feliz cuando la escuchaban y soñaba con tener un museo aquí en Chipiona, pero su verdadero sueño era envejecer aquí, rodeada de flores, comiéndose un paquete de pipas en la Avenida de Regla. Ese era su deseo real. Pasar los últimos años en el chalet que le había comprado a su abuela Rocío. Ella quería pasar sus días paseando por las playas de Regla, por el muelle, por el faro, por la Cruz del Mar, por la plaza de abastos... yendo a tomarse un café con la Ani, a pelearse con ella, que se peleaban todo el día; ir a ver a mi tío Antonio, tomarse un moscatel con él, reírse con él; disfrutar de mi tío Manolín en el campo, que desde aquí yo le mando un beso", decía mirando al cielo.