Robin Williams, fallecido el lunes 11 de agosto en su casa de California, se encontraba en tratamiento por su adicción a las drogas y el alcohol y, al parecer, sufría también una fuerte depresión, según confirmó su representante, Mara Buxbaum, a través de un comunicado. "Es una trágica pérdida. La familia pide respeto y privacidad durante este horrible momento", añadió.
Sus adicciones, especialmente a la cocaína y la bebida, comenzaron en los años 70, cuando el intérprete empezaba su carrera en el cine, aunque llevaba ya varios años sin probar ninguna de esas sustancias y el ingreso en un centro de Minnesota el pasado mes de julio era sólo preventivo, según informó su portavoz.
La dura pérdida de un amigo
El propio Williams reconoció en su momento que una de las cosas que le ayudó a vencer su adicción a la cocaína fue la muerte de su amigo John Belushi, actor que falleció con solo 33 años a causa de sus excesos.
Después de superar este golpe, logró mantenerse alejado de las drogas durante 20 años, hasta que en 2006 volvió a recaer y tuvo que recurrir a ayuda profesional para intentar salir de unas adicciones que estaban siendo un problema no sólo para el, sino también para su familia.