Ha sido aquí donde ha estado acompañado por su compañero de selección Víctor Claver, dado que la sala ha sido bautizada con el nombre de Javier Claver, padre del jugador que murió a causa de un cáncer como la madre de Ricky Rubio a la que ha dedicado su victoria. "Estoy seguro de que mi madre está más orgullosa de que haya inaugurado esta sala de que haya sido campeón del mundo", ha asegurado Rubio, aunque también es todo un orgullo para él el logro deportivo que ha conseguido.
Fue en 2016 cuando su madre moría a causa de un cáncer de pulmón con tan solo 56 años y por eso ha sido tan difícil para él lidiar con la pérdida. Estaba muy unido a ella y le hizo una promesa antes de morir: ayudar a los niños enfermos y con problemas. Para ello puso en marcha The Ricky Rubio Foundation, en la que se ha volcado. Es más, ha llegado a lanzar una campaña contra el tabaco y las adicciones, y ha ayudado económicamente a algunos participantes de los Juegos Special Olympics.
Una emoción inmensa
Ganar el Mundial para él ha sido muy emocionante, puesto que ha creído en sí mismo para poder lograrlo. Las emociones y los sentimientos no han parado de aflorar para él y sobre todo después de ver cómo ha reaccionado la gente con tanta alegría. "Cuando recibí el trofeo de MVP ffue difícil asimilarlo todo: Me detuve un momento para saborear todo lo que habíamos hecho", ha dicho. Y en cuanto cómo es trabajar en equipo para él, ha añadido: "Hubo una química especial que otras selecciones no tienen. Nosotros somos más que una selección: somos un equipo y una familia. Eso hace que en los momentos duros te unas más y en los buenos también disfrutes más".