Boby, hijo de la hermana mayor de Toñi y Encarna, fue dado en adopción al no poder hacerse cargo de él, y fue acogido por unos padres que ahora han renunciado a él de malas maneras. Una vez mayor de edad y con los papeles de la adopción, Boby encontró a su familia biológica y recuperaron el contacto. Fue entonces cuando los padres adoptivos pidieron a Encarni Salazar, sobrina de las cantantes, que se hiciera cargo de Boby unos 15 días, y desaparecieron sin dejar rastro. "No existen los teléfonos. Se me cayó el mundo encima porque no sabía que hacer con él", cuenta la sobrina.
De 27 años y con una minusvalía, Boby declara que sus padres adoptivos "Renegaban mucho de mí. Se enfadaban conmigo porque fracasaba en los trabajos. No estaban contentos con lo que a mi me pasaba". La sobrina de las artistas ha hecho un llamamiento a los padres adoptivos de Boby que siguen en paradero desconocido y reclama que se ocupen de lo que le corresponde, mientras tanto "él va a estar conmigo hasta el final".
Toñi Salazar se muda tras el robo en su casa
La sobrina del clan también ha hablado sobre el mayor miedo de Toñi ahora mismo, y es que según cuenta, la cantante ha cogido un miedo atroz tras el robo sufrido en su casa mientras estaba en Honduras. Un suceso por el cual desde su vuelta ha estado viviendo con su hermana Sara Salazar y que le ha dejado unas importantes secuelas. "No quería volver a su casa. Tenía un miedo terrible. Ha estado en mi casa y siempre estaba bajando las persianas y echando la llave". Un miedo que ha hecho incluso que la cantante sea incapaz de quedarse sola. Ante esta tesitura e incapaz de poder volver a su vivienda, Toñi ha decidido cortar por lo sano y comprarse una nueva casa, mucho más pequeña y acogedora donde volverá a empezar de cero.