Tan solo tres días después de haber recibido el alta, Jorge Javier Vázquez se encuentra más animado y recuperándose. El presentador ha vivido uno de los mayores sustos de su vida ya que sufrió un ictus del que ni siquiera se dio cuenta. A pesar de este bache, el filólogo ya está en su casa y recuperándose favorablemente. Muchos han sido los amigos, compañeros y familiares que han ido a visitarle durante estos días.
La última de ellas en ir a verle ha sido Raquel Sánchez Silva. La presentadora acudió a ver a su amigo y compañero a su casa, llegando de forma discreta, oculta tras unas gafas de sol y una gorra. Además, traía consigo un regalo para Jorge Javier Vázquez, una bolsa de la exclusiva firma de perfumes 'Aqua Flor '. Una lujosa firma de perfumes que cada frasco cuesta unos 100 euros.
Tras estar un rato en la casa del presentador, ambos salieron del lugar junto a dos de los perros de Jorge Javier Vázquez. El presentador tiene cinco perros, cuatro galgos y un podenco, que también son uno de los mayores apoyos en estos momentos duros. Así, los presentadores disfrutaron del sol y del buen tiempo de Madrid dando un paseo por sus calles.
Apoyándose en los momentos más difíciles
Aunque Jorge Javier Vázquez ha sufrido este problema de salud, Raquel Sánchez Silva tampoco se encuentra en su mejor momento. La presentadora acaba de terminar la segunda temporada de 'Maestros de la Costura', la cual ha pasado un poco desapercibida esta vez. Pero, además de eso, otro de los programas que presentaba, 'Lo siguiente', fue anulado de la parrilla apenas cuatro meses después de su inicio. Televisivamente hablando, la presentadora no está pasando por su mejor momento. Y, personalmente quizás tampoco, ya que acaba de salir a la luz de que la muerte de su exmarido, Mario Biondo, podría haber sido un homicidio.
A pesar de ello, desde que Jorge Javier Vázquez y Raquel Sánchez Silva se conocieron al trabajar juntos en 'Supervivientes ', no se han separado. En las malas y en las buenas, personales y profesionales, siempre han estado apoyándose mutuamente. Una amistad más que evidente y que seguro que durará por siempre.