A través de varios posts de Instagarm mostrando las cicatrices de su hijo Mael, Raquel del Rosario ha compartido con sus seguidores un duro episodios que vivieron en su propia casa el 26 de agosto que casi le cuesta la vida al pequeño. Todo comenzó con este fue a coger fruta al árbol que tienen en el jardín de su casa en Los Ángeles y en cuestión de segundos comenzó la pesadilla.
" Un puma se había abalanzado sobre él y lo hería ferozmente con sus zarpas ", recuerda: "Inmediatamente dejé de percibir el mundo, aún hoy no logro entender como atravesé el jardín en milésimas de segundo o de dónde provenía la fuerza que me hizo golpear repetidamente al animal con mis puños hasta quitárselo de encima ". Por suerte y con la ayuda de su marido, los tres lograron entrar en casa cuando un segundo puma entró en el jardín.
Rápidamente pusieron rumbo al hospital: "Mi corazón se rompió por completo cuando le vi salir de la cirugía. Toda la fuerza que aquella mañana me había invadido se esfumó dejándome completamente indefensa ante un dolor que desconocía por completo. Me invadió el miedo. Si alguien me hubiese dicho en ese momento viendo su estado que tres días después saldría corriendo del hospital jamás lo hubiese creído ".
"Unos milímetros más y no lo hubiese logrado"
Por suerte, pese a la gravedad de lo ocurrido, la recuperación de su hijo fue rápida: " Es admirable como lo ha llevado y lo rápido que han ido sanando sus heridas ". Al comienzo del texto, la cantante reflexionaba sobre "los ángeles de la guarda" que les protegen: "Siempre he dicho en tono de broma que un día, los ángeles de la guarda de mis hijos dimitirían por estrés. De camino al hospital con Mael herido en brazos me preguntaba si realmente el suyo lo había abandonado aquella mañana del 26 de agosto ".
El pequeño Mael, tal y como los médicos les dijeron luego, puedo haber perdido la vida en ese ataque: " 'Unos milímetros más y no lo hubiese logrado', fueron las palabras del doctor. Supe entonces que su ángel no se había ido, estuvo ahí, sosteniendo esos milímetros que separaban la vida de la muerte".