LA gran pantalla no era para ella
Para contar con más de 60 años de carrera profesional hay que nacer con el don, y Raffaella Carrà fue tocada con la varita mágica desde muy pequeña. Con tan solo 9 años y gracias a un amigo de la familia, un director de cine la escogió por su desparpajo para un pequeño papel en la película 'Tormento del passato' (1952). Retomó de manera oficial su faceta como actriz en los años 60 e hizo 3 películas de reconocimiento en su país natal hasta que decidió probar suerte en la meca del cine: Hollywood. Allí llegó con un contrato con 20th Century Fox bajo el brazo y con expectativas de convertirse en una Sophia Loren. Participó en varias películas e incluso actuó en la conocida serie de la televisión norteamericana 'I Spy'.Pero la vida de Los Ángeles no iban con Carrà y el cine para ella era como "una prisión"; así que con la misma hizo las maletas y se volvió a Italia.
Se convirtió en la reina de la pequeña pantalla
En el regreso a su país natal firmó un contrato para participar en el programa francés 'Nino Ferrer' pero con una condición: tener siempre tres minutos libres para hacer lo que quisiera. Como era de esperar, todo el mundo se quedó fascinado y ya en los 70 se convirtió en toda una show girl. Fue gracias a su aparición como invitada en el programa italiano 'Io, Agata e tu' lo que hizo que todo el público se enamorase de su desparpajo y la cadena RAI pusiese sus ojos en ella. Esta le propuso presentar un programa para las noches de los sábados ('Canzonissima 70') donde, además, también haría de actriz y bailarina.
Como todo lo que firmaba Carrà, se convirtió en un éxito y renovó hasta en 3 temporadas más. Fue en una aparición en el programa '¡Señoras y señores!' en 1975 donde se ganó también al público de España y TVE le ofreció hacer un programa especial llamado 'La hora de Raffaella Carrà'. Y esto ya era algo imparable. En sus programas entrevistó a personajes de lo más variopintos: Desde Madonna, pasando por Rafael Alberti, Sara Montiel y hasta la mismísima madre Teresa de Calcuta. Desde que puso un pie por primera vez en la televisión española en 1970 ha sido el rostro de hasta 25 programas tanto en Italia como España. En 2016 se despidió de la televisión asegurando que "ahora es el momento de dar paso a las nuevas generaciones", pero no cerró del todo puerta ya que "estaría dispuesta a volver solamente si hubiera un proyecto que realmente le apasione". Y ese proyecto iba a ser presentar 'Eurovision 2022' tras la victoria de Italia en el festival. Por desgracia, su muerte en julio de 2021 hizo que nunca se pudiese vivir un momento que parecía estar destinado a ocurrir.
El ombligo de Italia
En plenos años 70, el país de la bota no estaba pasando precisamente por una buena situación tanto política como social, y la diva llegó a la pequeña pantalla con toda su garra y con unos looks que para aquel entonces no eran del todo 'correctos'. Bastó con mostrar la tripa para conseguir escandalizar a todo el mundo y ganarse el mote de 'El ombligo de Italia'. Esto poco importó a Carrà que siguió adelante con su estilo personal y dando de qué hablar en cada aparición ante las cámaras.
Echando la vista atrás, ella misma reconoció para una entrevista en SModa que "llevaba trajes impensables y cómodos para poder bailar" y hacer show con total libertad. También aseguró que los límites lo ponía ella: "Yo le dejaba hacer [a su estilista] y luego decía: '¿Qué te parece si a este mono le alargamos la espalda descubierta hasta que me vea el principio del culito?'". Solo recuerda una vez en la que uno de sus looks le jugó un mala pasada. Una blusa transparente con incrustaciones de Swarovski no fue lo más acertado para recibir en uno de sus muchos programas en la televisión italiana a la madre Teresa de Calcuta. Lo primero que pensó fue "tierra, trágame", pero como buena presentadora sacó adelante la entrevista y la recuerda con mucho cariño. Y no, esto tampoco le hizo pensar de ahí en adelante si algo era "demasiado arriesgado".
Censurada por el Vaticano
Carrà entonó durante los años 70 éxitos cuyas letras eran himnos a temas tabús por aquel entonces como el adulterio en '¡Qué dolor! Una mujer en el armario', a la homosexualidad con 'Lucas'; e incluso a la masturbación femenina en '53-43-456'. Pero fue un baile lo que acabó poniendo, literalmente, el grito en el cielo. Durante una de las emisiones de 'Canzonissima' en 1971 presentó uno de sus grandes éxitos musicales: el 'TucaTuca'. El asombro llegó hasta el mismo Vaticano, que a través de su periódico L'Osservatore Romano censuró la actuación de la diva italiana: "Según ellos, el baile era demasiado atrevido y transgresor porque el bailarín me tocaba diversas partes de mi cuerpo", aseguró ella misma.
En realidad esto no iba más allá de las rodillas, las caderas, los hombros y la frente, pero ya era más que suficiente para una televisión en la que el resto de mujeres bailaban con medias tupidas y no enseñaban enseñado en ombligo ni por un descuido. Ante las plegarias del Vaticano, el director del programa censuró el baile. Aún así, Carrà se salió con la suya y contando con la baza del directo, uno de sus invitados, el director de cine Alberto Sordi, pidió bailar con ella el 'TucaTuca' y nadie pudo decir que no.
El amor que se le escapa
Aunque el éxito la acompañó desde muy temprana edad, en el terreno sentimental Carrá no tuvo la misma suerte. Su primer gran amor fue Gianni Boncompagni, "mi compañero, mi marido", como ella misma lo definía. Estuvieron casados durante los primeros años de su carrera y fue quien compuso gran parte de las canciones que la hicieron tan famosa. Era un amor profesional y personal. Pero fue precisamente su constante ir y venir por el mundo con sus giras lo que hizo que este relación acabase haciendo aguas. Ambos mantuvieron una muy buena relación hasta que él falleció en 2017.
Ya en los 80 fue cuando encontró la pareja perfecta en un compañero artístico: Sergio Japino, su coreógrafo. Con él vivió el resto de sus intensos últimos años de carrera, pero, de nuevo los sentimientos se acabaron convirtiendo en algo distintos y terminaron su relación en el año 2013: "Simplemente es un amor que ha cambiado de forma, pero que nunca, nunca, va a morir". Así es como la propia protagonista hablaba de él.
Demasiado tarde para tener hijos
Algo que sacrificó Raffaella Carrá por una carrera imparable fue el deseo de ser madre. Las circunstancias en el momento que se lo planteó tampoco la acompañaron: durante su matrimonio con Boncampagni, este ya era padre de 3 niñas y una cuarta fue algo que no veían factible. Además, la artista tampoco estaba dispuesta a frenar su frenética vida artística para convertirse en madre, algo de lo que luego se arrepintió enormemente: "Fue un error no haber tenido hijos porque estaba muy metida en todo este trabajo y en todas estas cosas y me dije: 'Yo lo puedo tener; a los 40 paro y tengo un hijo'. Y cuando lo intenté la naturaleza me dijo: NO".