Pero hay más. El pasado viernes 17 de mayo la hermana de Kim Kardashian hacía una rara aparición entre el público del concierto de Bad Bunny en Orlando, Florida. Kendall Jenner era grabada por varios fanáticos y se encontraba en la zona reservada que lleva hasta el escenario y vistiendo una sudadera marrón del merchandising del cantante poniéndose la capucha para pasar desapercibida. Pero claro, la supermodelo mide un metro ochenta centímetros, tiene un físico fácilmente reconocible y era de las pocas personas en este espacio reservado para el equipo del cantante.
"Es casual, fácil y cómodo para ellos"
A pesar de pretender ser discreta, lo cierto es que la hija de Kris Jenner tampoco tenía problema en ser vista. Se tomó fotografías con un chico que se acercó a ella y se dejó ver bailando alguno de los temas del artista durante el concierto sin reparar en que muchos de los teléfonos apuntaban más a ella que al escenario. Una presencia que parecía confirmar que Kendall Jenner estaba allí para ser la novia que apoya a su novio en su trabajo.
Pero quizá usar el término novio y novia en relación a un romance tradicional, formal e incluso cerrado -es decir, sin terceras personas involucradas- sea demasiado. Al menos según ha dicho una fuente a ET Online: "Kendall y Bad Bunny todavía mantienen el contacto y pasa tiempo juntos cuando pueden. Existe una fuerte conexión entre ellos cada vez que están juntos y tienen la misma química que han tenido siempre".
Quizá sea para ellos la mejor forma de relacionarse teniendo en cuenta que cuando rompieron se dijo que había sido por las complicadas agendas que tienen ambos: "No necesariamente han vuelto a estar juntos ni es algo exclusivo. Ninguno siente presión alguna y aprecían que puedan disfrutar de tiempo que pueda. Es casual, fácil y cómodo para ellos", reconoce la fuente.